domingo, 6 de julio de 2014

Grandes innovaciones en el Madrid de Carlos III (VIª parte y fin)


Real Jardín Botánico (Juan de Villanueva y Francesco Sabatini 1774-1794)

Real Jardín Botánico (foto Anne Barcat)

El rey Carlos III encargó a Juan de Villanueva el proyecto de un nuevo jardín botánico en el Paseo del Prado, en la zona sur de un gran edificio que más tarde se llamaría Museo de Pinturas y Esculturas; en principio, debía formar con el museo un solo conjunto. El jardín tenía pabellones de enseñanza catedrática sobre botánica y ofrecía una gran variedad de plantas de Europa y del Nuevo Mundo. Incluso en él se vendían algunas plantas medicinales con receta. Se podía acceder al interior por dos puertas de estilo neoclásico: una, imponente, proyectada por Villanueva, se situaba en el norte del jardín, y la otra, la Puerta Real, proyectada por Francesco Sabatini, daba al paseo del Prado.



Entrada norte neoclásica del Real Jardín Botánico proyectada por Juan de Villanueva 
(fotografía Anne Barcat)


Interior del Jardín Botánico (fotografía Anne Barcat)


Puerta Real proyectada por Francesco Sabatini dando al Paseo del Prado
 Foto Luis García Wikimedia Commons


Puerta de San Vicente (Francesco Sabatini 1775)

Puerta de San Vicente por Francesco Sabatini 1775
Foto Luis García Wikimedia Commons

La primitiva Puerta de San Vicente, también llamada Puerta de la Florida, fue derribada en 1770 por la incomodidad del tráfico en la Cuesta San Vicente. Sabatini recibió la orden de construir otra mejor situada cuya construcción acabó en 1775. Su estilo marca el paso entre el barroco y el clasicismo. 

 Puerta de San Vicente por Fernando Brambila


Puerta primitiva de San Vicente
BNE


Casa de los Ministros o de los Ministerios (Francesco de Sabatini 1776)

Este edificio fue encargado a Francesco Sabatini por Carlos III como palacio de los secretarios de Estado o primeros ministros del rey. En primer lugar, sirvió de alojamiento al marqués de Grimaldi, primer ministro, y después a Floridablanca y Godoy. Por esta razón, este palacio tiene varios nombres: palacio de los Ministros, palacio Grimaldi o palacio de Godoy.
Cuando Godoy obtuvo el palacio de Buenavista para su disfrute personal, el palacio de los Mnistros sirvió como sede del Consejo del Almirantazgo; luego fue sede de la Biblioteca Real. Posteriormente se alojaron en él las Secretarías de Hacienda, de Gracia y Justicia y de Guerra y Marina.
En 1853, después de padecer dos incendios y perder parte de la Biblioteca Real, sufrió un derribo para permitir el ensanche de la calle Bailén y fue sucesivamente Museo Naval, Museo del Pueblo Español y Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Fue declarado Bien de Interés Cultural en octubre del año 2000.

Palacio de Grimaldi o Palacio Godoy Fotografía de Carlos Delgado Wikimedia Commons


Palacio de Buenavista (Juan Pedro Arnal 1777)

En los años 40 del siglo XVIII, Ventura Rodríguez había hecho un proyecto para el palacio del duque de Alba sin que llegue a realizarse. Hemos visto en una entrada anterior algunos dibujos de este proyecto. 
En 1777 Juan Pedro Arnal hizo un proyecto de inspiración francesa e italiana que sería el palacio de Buenavista para la casa de Alba; más tarde fue atribuido a Godoy y cuando el favorito cayó en desgracia el palacio fue recuperado por la casa real.  Hoy es el Ministerio de la Guerra. Es un edificio muy protegido de las miradas por frondosos jardines y se puede visitar con un guía en contadas ocasiones.


Palacio de Buenavista con la fuente de la Cibeles en su anterior ubicación Foto de 1880

Puerta de hierro que da a la calle de Alcalá 
Fotografía: Trabajo propio de Zupez Zeta para Wikimedia Commons


Tribunal de la Inquisición (Ventura Rodríguez, Mateo Guill, Manuel Martín Rodríguez y José de la Ballina 1782-1796) 

En 1782 se encarga a Ventura Rodríguez  el edificio del Tribunal de la Inquisición. Se trataba de hacer una nueva construcción en el lugar de otra, calle Torija nº 14, que incluía una vieja fábrica del siglo XVII, todo en muy mal estado. Los inquisidores se alojaon momentáneamente en otro sitio y empezó la obra. El edificio proyectado era de tipo neoclásico con piedra y ladrillo. Ventura Rodríguez era Arquitecto Mayor del Ayuntamiento de Madrid y lo era también de las obras de la Inquisición. El proyecto costaba demasiado para llevarse a cabo y los inquisidores manifestaron prisa por ocuparlo cuanto antes. Cuando murió Ventura Rodríguez en 1785, Mateo Guill, discipulo suyo y nuevo Maestro Mayor de obras de la Inquisición, tuvo que reemprender el proyecto, manteniendo la vieja fábrica del siglo XVII en el resto del inmueble antiguo y reduciendo el proyecto a la fachada ya proyectada en la calle Torija, 14. La obra terminó en 1788. Más tarde, de 1793 a 1794, los arquitectos Manuel Martín Rodríguez, sobrino o hijo natural de Ventura Rodríguez, y José de la Ballina, hicieron muchas reformas en el interior para que pueda tener uso administrativo y servir de residencia a los inquisidores.
El Tribuna de la Inquisición o Consejo Supremo del Santo Oficio tuvo su sede en este edificio entre 1780 hasta su desaparición en 1820.




Tribunal de la Inquisición Foto Madrid Histórico

 
Capilla Nuestra Señora de Belén o de los Arquitectos (Ventura Rodríguez 1784)

Está en la iglesia de San Sebastián de la calle de Atocha que tiene varias capillas importantes. Se llama también Capilla de los Arquitectos porque muchos de ellos deseaban ser sepultados en ella.


Cúpula de la Capilla de Belén en la iglesia de San Sebastián
Foto Luis García para Wikimedia Commons 


EL MUSEO DEL PRADO Y SU LARGA HISTORIA

El primer proyecto de un museo en el Paseo del Prado por Juan de Villanueva en 1785,  analizado por Chueca Goitía.
Chueca Goitía es el arquitecto que más trabajó en estudiar la historia del museo que, después de tener varios nombres, se llamaría Museo del Prado; Chueca Goitía también analizará todas las obras de Juan de Villanueva.
He aquí una descomposición del proyecto para un museo cercano al Real Jardín Botánico, a petición de Carlos III:


Análisis arquitectural del proyecto primitivo de Juan de Villanueva
 para lo que sería más tarde el Museo del Prado, por Fernando Chueca Goitía


Del Real Gabinete de Ciencias Naturales al Real Museo de Pinturas y Esculturas de S. M. (Juan de Villanueva 1785-1808)

Pedro Franco Dávila y Ruiz de Eguiño, nacido en Guayaquil (Ecuador), había participado a la última expedición científica de los reinos de España en su tierra. Era un naturalista y coleccionaba cantidad de muestras. También registraba todo en archivos. Era un hombre muy estudioso y ninguna asignatura le parecía inútil. Su colección tenía miles de retratos, pinturas y esculturas de grandes maestros, libros, estampas, planos, mapas, bronces antiguos, piedras preciosas, objetos arqueológicos, manuscritos, documentos incunables, piedras preciosas, animales disecados, etc. Invertía mucho de su fortuna en adquirir cantidad de objetos de valor y era un gran viajero.  Planeaba pedir al rey de España que se construya un Real Gabinete de Ciencias Naturales. En época de Fernando VI, el destierro del favorito Marqués de la Ensenada puso un freno a su proyecto y el nuevo rey Carlos III tardó bastante en consentir en ello. Cansado de tanto esperar, Pedro Franco Dávila trató de vender su colección en París, aunque no deseaba realmente desprenderse de ella. Por fin el rey Carlos III accedió a su petición, compartida por José Celestino Mutis de quien hablamos en una entrada anterior. Finalmente el Gabinete empezó a instalarse en el Palacio de Goyeneche (Museo de Bellas Artes de San Fernando).


Palacio de Goyeneche

Fue entonces cuando se encargó a Juan de Villanueva proyectar, en el paseo del Prado, el magnífico edificio que albergaría la colección del Real Gabinete de Ciencia Natural bajo el reinado de Carlos III. Sin embargo la colección no llegaría a alojarse en el edificio de Villanueva, por los avatares de la invasión de los franceses.

Este edificio estaba construido con una fachada muy larga que seguía el paseo del Prado, con la intención de ocultar el importante desnivel que existía entre la parte este y oeste, del paseo del Prado a la iglesia de los Jerónimos. Fue realizado con grandes bloques de granito como lo hizo Juan de Herrera en el Real Sitio del Escorial. Se levantaron columnas en orden dórico. Ramón Guerra de la Vega, arquitecto, escribe lo siguiente que nos parece muy interesante:
"La forma de hacer arquitectura de Juan de Villanueva no ha podido nunca ser igualada debido a dos motivos, en primer lugar el formidable coste de tal tipo de construcción, y en segundo lugar, la gran maestría precisa para dimensionar sin errores las piezas que van a formar el edificio sin ningún tipo de ornamento que oculte los posibles fallos. La arquitectura de Villanueva puede ser estudiada en vivo, sin necesidad de planos que nos digan como se sostiene, es una arquitectura sin mentiras ni trucos de oficio, una arquitectura transparente que nos enseña que las obras de arte parecen muy sencillas." Guía de Arquitectura 1700-1800. 
Los otros materiales utilizados fueron la piedra de Colmenar y el ladrillo. Este contraste ofrece un efecto muy bello a la luz del sol.
La cubierta primitiva fue realizada con plomo, pero, a la llegada de los franceses a principios del siglo XIX, será usada para hacer balas. Puedo decir que el invasor no levantó todo el plomo porque un día, cuando Rafael Moneo hacía la ampliación del museo, ampliación que critiqué muy negativamente, quise ver las obras desde las alturas y pedí permiso al secretariado del museo para subir hasta el tejado. Me respondieron que no sabían lo que pretendía hacer, ya que el tejado era de plomo y en muy mal estado. Me aconsejaron ir a la puerta de Murillo para ver la obra y allí me presenté a un guarda diciendo que me enviaba el Museo. Me respondió que "Bueno, si la envía el museo, pase." Hice unas 90 fotos  hasta que un maestro me echó con toda justicia, afirmando que el museo no tenía nada que decir sobre la obra.

En época de la invasión francesa, este museo se llamó Museo josefino, y acabó saqueado por los invasores. Luego fue restaurado y Fernando VII hizo traer obras de las colecciones reales y de muchos lugares de España para enriquecer la colección del Gabinete. El edificio se llamó Museo de Pinturas y Esculturas de S. M.


Museo de Pinturas y Escúlturas (Madrid en la mano de P. F.  Monlau 1850)


 Fachada oeste del museo del Prado con la estatua de Velázquez (fotografía Anne Barcat)


Nuevo Rezado (Juan de Villanueva 1788)

El edificio fue construido en la calle León 21 para albergar los libros de rezo de los monjes jerónimos del Escorial, de ahí su nombre de Nuevo Rezado. Juan de Villanueva lo proyectó con sobriedad, pero era imponente.
Cuando vino la desamortización de Mendizabal en 1836, el edificio había sido adjudicado a la Real Academia de la Historia.
 En los años 70 del siglo XX se le adjuntó el palacio del marqués de Molins, así que otra casa de la calle Huertas. Hoy ocupa toda la manzana limitada por las calles León, Huertas, Amor de Dios y Santa María.

Real Academia de la Hstoria
Foto Luis García para Wikimedia Commons


Real Oratorio del Caballero de Gracia (Juan de Villanueva 1786-1795)


Proyecto de Juan de Villanueva para el Oratorio del Caballero de Gracia
Guía de la arquitectura de Ramón Guerra de la Vega


Este proyecto desgraciadamente tardó en realizarse por problemas de fondos. La ayuda económica de Carlos III fue insuficiente y un benefactor no hizo más que agravar el asunto, ofreciendo dinero con condiciones de fecha límite que apremiaban al arquitecto. Éste se enfadó con la Congregación del Caballero de Gracia, y quiso imponer su voluntad de dirigir las obras con el tiempo necesario. El resultado es que fue despedido. 

Real Oratorio del Caballero de Gracia calle Caballero de Gracia, 5
Foto Luis García Wikimedia Commons

Real Oratorio del Caballero de Gracia visto desde la  Gran Vía
Foto Luis García Wikimedia Commons


Los planos del proyecto de Villanueva fueron reutilizados por el arquitecto del Teatro Real Custodio Teodoro Moreno que terminó la obra en 1795. La cúpula, con claraboyas que iluminan el altar, está pintada por Zacarías González Velázquez.


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Aquí terminamos la época del rey Carlos III, el que más se preocupó del urbanismo en Madrid. Cuando murió en 1788, se leyó en su honor un gran elogio cuya conclusión citaremos:

" Sí, españoles, ved aquí el mayor de todos los beneficios que derramó sobre vosotros Carlos III. Sembró en la nación las semillas de luz que han de ilustraros, y os desembarazó los senderos de la sabiduría. Las inspiraciones del vigilante ministro que, encargado de la pública instrucción, sabe promover con tan noble y constante afán las artes y las ciencias, y a quien nada distinguirá tanto en la posteridad como esta gloria, lograron al fin restablecer el imperio de la verdad. En ninguna época ha sido tan libre su circulación, en ninguna tan firmes sus defensores, en ninguna tan bien sostenidos sus derechos. Apenas hay ya estorbos que detengan sus pasos; y, entre tanto que los baluartes levantados contra el error se fortifican y respetan, el santo idioma de la verdad se oye en nuestras asambleas, se lee en nuestros escritos y se imprime tranquilamente en nuestros corazones. Su luz se recoge de todos los ángulos de la tierra, se reúne, se extiende, y muy presto bañará todo nuestro horizonte. Sí, mi espíritu arrebatado por los inmensos espacios de futuro ve allí cumplido este agradable vaticinio. Allí descubre el simulacro de la verdad sentado sobre el trono de Carlos III; la sabiduría y el patriotismo la acompañan, innumerables generaciones la reverencian y se le postran en derredor, los pueblos beatificados por su influencia le dan un culto puro y sencillo, y, en recompensa del olvido con que la injuriaron los siglos que han pasado, le ofrecen los himnos del contento y los dones de la abundancia que recibieron de su mano." Elogio de Carlos III, leído por Gaspar Melchor de Jovellanos, en la Real Sociedad Económica de Madrid el día 8 de noviembre de 1788

Fuentes: Biblioteca Nacional de España, Archivo de Wikimedia Commons, Guía de arquitectura (1700-1800) de Ramón Guerra de la Vega,  Museo de Historia,  Madrid HIstórico, Madrid en la mano de P. F. Monlau, Biblioteca virtual de Cervantes, Colaboración amistosa.

(Continuará)

Anne Barcat