viernes, 14 de mayo de 2010

Grandes cambios urbanísticos con los Borbones. Reinado de Felipe V


Felipe V de Borbón, rey de España
Por Jean Ranc Museo del Prado
Foto del dominio público Wikimedia Commons


Después del fin de la dinastía de los Austrías en España, se origina la dura Guerra de Sucesión y, al final, llega al trono el nieto de Luís XIV de Francia, Felipe V. Vamos a constatar grandes cambios urbanísticos en Madrid.


El arquitecto barroco más fructífero en obras durante este reinado fue Pedro de Ribera. Llenó la ciudad de nuevos edificios, tanto palacios como iglesias. También le debemos el magnífico Puente de Toledo.


Para esta entrada, seguiremos la excelente  Guía de arquitectura 1700-1800 de Ramón Guerra de la Vega, arquitecto. Edición de  1980.



La ermita de la Virgen del Puerto 1718 Pedro de Ribera


 
Ermita de la Virgen del Puerto reconstruida
Foto Madrid Histórico.com

El Marqués de Vadillo, corregidor de Madrid, quiso embellecer la ribera izquierda del Manzanares que había quedado siempre en estado salvaje. Se hizo un largo paseo al pie del Campo de la Tela y se pidió al arquitecto Pedro de Ribera construir una ermita con jardines.  Toda esta parte quedó frondosa, pero ordenada, y la ermita se edificó al norte del Puente de Segovia. Se conservó hasta la Guerra Civil, época en la que fue destruida, perdiéndose cantidad de obras de arte. Poco después de la guerra, el arquitecto Mendoza recibió el encargo de su reconstrucción y últimamente ha sido restaurada por estar en mal estado. En ella, se conserva la tumba del Marqués de Vadillo.


Tumba del Marqués de Vadillo en la ermita de la Virgen del Puerto
Foto del dominio público Wikimedia Commons


El Puente de Toledo  1719-1724 Pedro de Ribera

Existía todavía el viejo Puente de Toledo y el Marqués de Vadillo pidió a Pedro de Ribera reconstruirlo en 1719.  Sus proyectos tuvieron la aprobación de Teodoro de Ardemans, arquitecto y Maestro mayor de las obras del Ayuntamiento de Madrid. Se realizó el nuevo puente, terminándose las obras en 1724.  Con este puente, el comercio de la calle de Toledo desde la Plaza de la Cebada hacia el sur de España se vio bruscamente favorecido. El proyecto de este puente puede emular a muchos otros del siglo XX y demuestra que Pedro de Ribera  tenía ya grandes conocimientos de ingeniería hidráulica. Tanto sus arcos como sus tajamares son extraordinariamente fuertes. Entonces Madrid se encontró provista de dos grandes y magníficos puentes: El de Segovia de Juan de Herrera del siglo XVI y el de Toledo de Pedro de Ribera  del siglo XVIII.

 
Arco y tajamar del puente
Foto Juan Lupión Wikimedia Commons

El puente de Toledo tiene como adornos las esculturas  de san Isidro y de santa María de la Cabeza en estructuras barrocas situadas en la parte central de la calzada, frente a frente, dando la bienvenida a los que entran en la capital. Todo fue estudiado para facilitar el paso tanto de los peatones como de los coches.


  
San Isidro
Foto de Edescas Wikimedia Commons



Santa María de la Cabeza
Foto de Edescas Wikimedia Commons


El cuartel del Conde Duque 1720 Pedro de Ribera

El cuartel del Conde Duque, en la calle del  mismo nombre, responde a una necesidad militar con proyección internacional que el ejército español había perdido progresivamente con los últimos reinados anteriores. Había fondos de Hacienda reservados para tal efecto. Madrid tenía muchos cuerpos de armas. El cuartel de Conde Duque se construyó para albergar a los Guardias de Corps que se encargaban de la protección del rey. El encargado, una vez más fue el arquitecto Pedro de Ribera que encontraba siempre soluciones para que cada edificio cumpla con su cometido. En este inmenso edificio, hubo que distribuir tres patios interiores, el mayor siendo el patio central. Se gastó bastante dinero para su construcción, dejando de lado la decoración innecesaria para no aumentar los gastos.  La decoración aceptada consistió principalmente en la magnífica portada churrigueresca con escudo de armas reales y los óculos dispuestos entre cada una de las ventanas de la primera planta.  La portada lleva esta inscripción: Reinando Felipe V. Año de 1720. Después de ser utilizado por el Cuerpo de Guardias de Corps, fue cuartel de Caballería y luego lo ocupó el Colegio General militar. Hasta el año 1969, hubo en él un cuerpo de caballería con caballos en uno de los patios. Luego fue adquirido por el Ayuntamiento de Madrid para hacer en él un gran centro cultural.


El edificio es vecino del Palacio de Liria. Como fue construido sobre terrenos de cuatro manzanas, se creyó que en ellas estaba una finca del Gaspar de Guzman, Conde Duque de Olivares, como lo dice Mesonero Romanos.  Luego al estar realmente el solar ocupado el palacio del Conde de Aranda y Duque de Peñaranda se pensó que era la razón de su nombre. Pero estudios más atentos señalan que probablemente sea debido al Conde de Lemos y tercer Duque de Berwick y Liria.


Para que la portada sea vista con suficiente espacio, Pedro de Ribera mandó hacer una pequeña plaza delante de ella, mejorando así la perspectiva, ya que la calle es bastante estrecha para tan inmenso edificio.





 
Cuartel del Conde Duque
Bella y fuerte portada con el escudo de armas reales
Foto Anne Barcat


Parte que permite apreciar el espacio del inmenso edificio con los óculos del primer piso
Foto Anne Barcat



Cuartel de Conde Duque con larga perspectiva
Foto J. L. de Diego Wikimedia Commons



La iglesia de Montserrat  1720 Pedro de Ribera

La creación de este templo, en San Bernardo 79, responde a una promesa sin cumplir hecha por Felipe IV a los monjes del monasterio benedictino de Montserrat en Cataluña. Siendo este Monasterio propiedad de benedictinos de Valladolid, ellos pasaron muchas vicisitudes por diferencias culturales entre Castilla y Cataluña. Los monjes se habían refugiado en Madrid, pero no se construyó  el templo hasta la época de Felipe V.


Ribera está encargado, una vez más, de la obra en 1720. El proyecto es de planta de cruz latina con una nave central y dos laterales. Partiendo de una base clásica, mezcla muchos estilos, haciendo del templo un conjunto absolutamente imposible de comparar con otro. Pero este proyecto no llegará a realizarse completamente La cúpula central en forma bulbosa no llegó a construirse ni tampoco una de las dos torres gemelas previstas.


 
Proyecto de Pedro de Ribera para Montserrat
Guía de arquitectura  1700-1800 Ramón Guerra de la Vega, arquitecto


La iglesia, aunque reducida a menos que lo proyectado queda muy bonita. Está hecha de piedra y ladrillo, con magníficas molduras. Tiene en la entrada un voladizo con dos ángeles que lo sostienen. Es monumento nacional desde 1914 y sigue a cargo de los benedictinos de Silos.



Iglesia de Nuestra Señora de Monserrat
 Calle san Bernardo 79
Foto Luís García Wikimedia Commons

Podemos apreciar que, a pesar de la falta de su segunda torre y de su cúpula, la iglesia no deja de ser bella y original.



Hospicio de San Fernando 1722 Pedro de Ribera



 
Museo Municipal, hoy Museo de Historia
Calle de Fuencarral, 78
Foto Memoria de Madrid


Este hospicio  de la calle de Fuencarral 78 es hoy el Museo de Historia y, hasta hace poco, fue Museo Municipal. El proyecto del edificio civil, encargado al arquitecto Pedro de Ribera, fue construido en un tiempo bastante corto. Era necesario para dar cobijo a muchos necesitados que andaban perdidos por la capital desde que la población se había multiplicado a gran velocidad desde el siglo XVII. Lo bonito de este edificio es que fue pensado para los pobres y fue edificado como un palacio de familia de la nobleza o de los benefactores que se unían a los religiosos para atenderles.

Tenía sus orígenes en una propiedad de la calle Santa Isabel y fue trasladado en 1674 a unas casas de la calle Alta de Fuencarral.  Cuando en 1721 se decidió una nueva construcción, se conservó la capilla del conjunto anterior donde luce un lienzo de Luca Giordano, San Fernando ante la Virgen.

Empezada la construcción en 1722, se pudo inaugurar en 1726. No se quedaban sin actividad los acogidos en el Hospicio, sino que trabajaban en varios talleres manuales. Esta experiencia tuvo tanto éxito que se repitió en otras partes y también el propio hospicio tuvo que ser ampliado a la muerte de Ribera para mayor capacidad y más talleres. 


Portada esculpida por Juan Ron
Dibujo de David Roberts


Este es el único edificio de aspecto palaciego, pero civil, que se levantó, durante el reinado de Felipe V, en medio de muchos palacios o iglesias para nobles de la Corte o para la Iglesia. El pueblo tomó tanto cariño a este edificio que, cuando el Ayuntamiento de Madrid lo iba a derribar por estado ruinoso, en 1919, la Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Sociedad de los Amigos del Arte lo hicieron declarar Edificio Histórico Artístico, salvándose así parte del Hospicio. En 1926 se hizo la Exposición del Antiguo Madrid. Después de una importante restauración, encargada al arquitecto Luís Bellido, en 1929 llegó a ser Biblioteca y Museo municipal.  A principios del siglo XXI una nueva restauración lo cambia en Museo de la Historia.

La portada es de estilo churrigueresco, como la del Cuartel del Conde Duque, pero más acentuado y fue esculpida por Juan Ron. Este estilo arquitectónico del barroco fue muy despreciado por algunos como Madoz. Es una mezcla de motivos de todo tipo desde lo popular, religioso, objetos diversos, hablando así al pueblo que lo miraba a modo de libro como miraban las esculturas de las catedrales medievales.


La Capilla del Hospicio es de José de Arroyo y tiene delante de si una fuente preciosa, la Fuente de la Fama. Esta fuente, aunque estuvo primero en Antón Martín y luego en el parque del Oeste, terminó instalada delante de una de las fachadas del Museo Municipal y es también obra de Pedro de Ribera.




La Fuente de la Fama
Foto de R.  Pando 




Iglesia de San Cayetano 1722 Pedro de Ribera y José Churriguera

Esta iglesia está situada en Embajadores, 15. Lo que vemos hoy de San Cayetano y San Millán es bastante moderno  porque, después de un gran incendio  de la iglesia en julio de 1936, no se conservó más que la fachada, gracias a la intervención de Chueca Goítía. Esta fachada barroca es lo que nos queda de la iglesia del siglo XVIII. Es de José Churriguera y la terminó Francisco de Moradillo. Es muy bella, mezclando la piedra fuerte con el fino ladrillo rosado.


 
Fachada de San Cayetano que nos queda del siglo XVIII
Foto de Juan Luís de Diego para dominio público
 
La historia de esta iglesia es antigua. Primero se construyó un  oratorio en este lugar a principios del siglo XVII y, más tarde, un convento para los teatinos bajo la advocación de San Cayetano de Thiene, presbítero italiano de Vicenza y fundador de la orden en el siglo XVI.  La obra estuvo  al principio en manos del arquitecto Marcos López en el siglo XVII. Más tarde, en 1722,  Pedro de Ribera y José Churriguera se encargaron de las obras tanto del convento de la iglesia y de la sacristía.  El primer proyecto de Ribera no fue ejecutado, pero el proyecto definitivo no tuvo nada que envidiarle. José Churriguera se encargó de la fachada de la iglesia y  Francisco de Moradillo la terminó en 1761.

 
 Proyecto original de Pedro de Ribera para la iglesia de San Cayetano
Guía de arquitectura 1700-1800 de Ramón Guerra de la Vega, arquitecto

 
 Alzado de San Cayetano tal como se construyó 
y planta de la iglesia con la cúpula central y cuatro cúpulas pequeñas en contrapunto
Guía de arquitectura 1700-1800 Ramón Guerra de la Vega 


Es una de las más bonitas iglesias de Madrid, desgraciadamente vista con poca perspectiva por lo estrecha que es la calle de Embajadores donde se encuentra. Tiene una planta de cruz griega con una cúpula central y cuatro capillas laterales con sus respectivas cúpulas. Conservándose solamente la fachada después del incendio, la iglesia fue reconstruida a partir de 1960. Desde el siglo XIX, al desaparecer la parroquia de san Millán, ésta se unió a la de san Cayetano.

Retablo mayor de la iglesia de San Cayetano
Foto de Zarateman para dominio público


Cúpula central de San Cayetano
Foto de Zarateman para dominio público




Iglesia de San José del Carmen descalzo 1730-1742 Pedro de Ribera

Esta iglesia goza de una magnífica perspectiva en la calle de Alcalá, 41. La retrató Antonio Joli con la calle de Alcalá.

Vista de la Calle de Alcalá con la iglesia de San Hermenegildo, hoy San José
Óleo de Antonio Joli 78 x 120 (año 1754)
Museo de Bellas Artes de la Academia de San Fernando
Foto Anne Barcat




Fachada de la iglesia de San José en Alcalá, 41
Foto de Luís García Wikimedia Commons



Magnífica cúpula de la capilla de santa Teresa de Jesús
Foto Anne Barcat 


Esta iglesia y su convento anexo fueron construidos a partir de 1730 según el proyecto de Pedro de Ribera para reemplazar el desaparecido convento de los carmelitas descalzos de San Hermenegildo.  Tiene una capilla en su parte oeste que, por si sola, constituye una pequeña iglesia en cruz griega, con cuatro ábsides y una magnífica cúpula: es la capilla de Santa Teresa. Curiosamente, cuando se hicieron las obras de la Gran Via, Juan Moya proyectó un edificio nuevo que no desentona en absoluto con la iglesia de estilo barroco.



Palacio de Miraflores 1730-1733 Pedro de Ribera

Este palacio de la Carrera de san Jerónimo, 19, se puede comparar con el palacio de Ugena de la Calle Huertas. Ribera sigue con su experiencia del barroco y tiene 50 años. Este palacio perteneció primero al I conde de Villapaterna. Fernando VII más tarde dio el título de Marqués de Miraflores al II conde de Villapaterna. Aunque se ha construido una planta más, el palacio conserva su fachada y está declarado Monumento histórico nacional.



Palacio de Miraflores
Foto Madrid Historico.com


Palacio del Santoña 1730-1734 Pedro de Ribera

Fue llamado primero "palacio de Goyeneche". Está situado en la esquina de la Calle Príncipe con Huertas, 13.  El   marqués de Ugena, Juan Francisco de Goyeneche, banquero, había adquirido una gran vivienda en este lugar. Su familia era amiga y defensora del criticado Churriguera. Éste arquitecto tan controvertido murió antes de que puedan pedirle un proyecto de su palacio que fue encargado a Pedro de Ribera. Más tarde después de la Guerra de Independencia, cuando murió la viuda de Goyeneche, fue alquilado y luego habitado por los descendientes de los Goyeneche, los condes de Saceda.


Finalmente, en 1874, el palacio fue adquirido por los duques de Santoña cambiando entonces de nombre. El duque, Juan Manuel de Manzanedo, hizo en el palacio una importante reforma a cargo del arquitecto Antonio Ruiz de Salce. Después de la muerte del duque, su hija de un primer matrimonio reclamó la herencia y, después de un largo pleito de años ganado por ella, la duquesa tuvo que abandonar el palacio. 

Éste pasará en 1912, gracias al embargo judicial, en manos del político José Canalejas y de su mujer que lo habitaron hasta su muerte. En 1933, un sobrino lo vendió a la Cámara de Comercio e Industria que sigue siendo su propietaria  y tiene en él su sede. Es uno de los palacios más bonitos de Madrid, aunque pasando delante de su puerta, nadie puede adivinar las maravillas que encierra en su interior.


 Palacio de Santoña, hoy sede de la Camara de Comercio e Industria
Calle Huertas esquina con Principe
Foto Anne Barcat


Palacio del marqués de Perales 1732 Pedro de Ribera


He aquí otro palacio del mismo estilo que los de Miraflores y Santoña. Está en la calle Magdalena, 10. La aristocracia deseaba invertir su dinero en grandes viviendas palaciegas con sus escudos heráldicos en las fachadas. Observamos que, como en el palacio de Santoña, el ancho balcón de hierro forjado divide la portada en su conjunto. Ribera daba satisfacción a todos, manteniéndose en su línea barroca.

Palacio del marqués de Perales, hoy filmoteca nacional
Calle Magdalena, 10
Foto de Carlos Viñas en Flickr


Aquí hemos visto hasta que punto este gran arquitecto llamado Pedro de Ribera, discípulo de José Churriguera, y sucesor de Ardemans, ha transformado la Villa de Madrid, tanto construyendo ermitas, iglesias, palacios y el puente de Toledo. No es fácil comprender como pudo trabajar en tantos proyectos a la vez. Los años 30 del siglo XVIII fueron enormemente fructíferos en edificios.


El Palacio Real 1735 Filippo Juvara 1738-1764 Giovanni Sachetti

Como ya sabemos, a las doce y cuarto de la nochebuena de 1734,  el Real Alcázar de los Austrías empezó a arder, perdiéndose en este incendio cantidad de obras de arte de inmenso valor y dejando la residencia real reducida en un montón de cenizas. Todo esto a pesar de grandes esfuerzos de muchos para salvar más de 2.000 pinturas, unas de la cuales hoy todavía podemos ver en el Museo del Prado.

Felipe V, con su gusto francés, no deseaba hacer reconstruir un palacio parecido al anterior. Su idea de renovación era ambiciosa y no reparó en gastos. Hubo varias propuestas por parte de los arquitectos, incluyendo una que lo apartase del lugar ocupado por el Alcázar. Pero el rey quiso hacer en  el mismo sitio un palacio con plantas múltiples en el subsuelo, aprovechando el gran desnivel existente hacia el Manzanares.

El arquitecto que lanzó el primer proyecto, fuera del emplazamiento del desaparecido alcázar, fue Filippo Juvara, abate italiano que había trabajado con Fontana, heredero de la tradición arquitectónica de Bernini. Juvara era arquitecto famoso en esta época. Pero al año de llegar a Madrid y de empezar su trabajo, murió en pocos días inesperadamente. Le sustituyó su discípulo Sachetti  a petición suya, sabiendo que era muy brillante en este momento de su carrera. Éste atendió al deseo del rey de asentar el palacio en el mismo lugar que el antiguo y el proyecto fue muy ambicioso, aunque con sólo un patio central y una gran escalera en lugar de dos. Esta escalera principal tiene 72 peldaños y será realizada en 1775 por Sabatini.


 Planta del Palacio Real según el proyecto de Sachetti
Guía de arquitectura 1700-1800 Ramón Guerra de la Vega


La capilla, posiblemente diseñada por Ventura Rodríguez que trabajó en las obras junto a Sachetti, no es muy grande  aunque muy bella, y está apartada de la zona principal. La gran particularidad del nuevo palacio es que tiene varios sótanos que aprovecharon la vertiente hasta el Manzanares y cuya fachada da al  campo del moro en el oeste.   En el primer sótano están las cocinas.


El Palacio real hoy:

Fachada oeste del Palacio real vista desde el Campo del Moro
Foto Wikimedia Commons


Fachada norte y Jardines llamados de Sabatini. Vista de la cúpula de la capilla.
Foto Anne Barcat




Veranos de la Villa en los Jardines de Sabatini Agosto 2007
Foto Anne Barcat


El Palacio real desde la calle de Bailén
Foto Anne Barcat


Patio de Armas al sur del Palacio
Foto Anne Barcat


Vista del Palacio Real desde los balcones de la Almudena
Foto Anne Barcat


Las ventanas del Palacio dominando el barranco del cerro
Foto Anne Barcat


Para saber más sobre el Palacio real, ver este enlace:



La basílica de San Miguel (1739-1746) Giacomo Bonavia 


Basílica San Miguel Calle de san Justo, 4
Foto Bernard Gagnon Wikimedia Commons

En su lugar en la edad media existía una parroquia dedicada a los santos Justo y Pastor, originarios de Alcalá de Henares, que habían sido martirizados por los romanos. En 1738, se decidió derribar esta vieja iglesia para construir otra y Giacomo Bonavia fue encargado de los proyectos de esta obra cuyo promotor fue el arzobispo de Toledo.

Bonavia era arquitecto y pintor. Venía de Piacenza y es la época del gran apógeo de la arquitectura italiana en España, bajo la influencia de Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V. Se dedicó hasta 1743 a la construcción de esta iglesia, para luego empezar a trabajar en el palacio de Aranjuez. A partir de 1743, la obra ya muy avanzada fue puesta a cargo de Virgilio Rabaglio que la terminó en 1746. La iglesia tiene una fachada convexa muy característica y su estructura está formada por arcos en aspa entre cuyas bóvedas se levantan la cúpula de la nave y la del crucero.  


 
Guía de arquitectura 1700-1800 Ramón Guerra de la Vega

  

 Curiosa foto de Marcos Quiroga hecha desde las calles cercanas a la basílica



 La fachada convexa de la Basílica San Miguel ante la reconstrucción de la Casa de Iván de Vargas
Foto Marcos Quiroga

Hoy la basílica es propiedad del Opus Dei  que la reformó suprimiendo capillas y disminuyendo su decoración. Sin embargo, conserva frescos de los hermanos González Velázquez. Esta iglesia está encerrada entre pequeñas calles y al pasar no se da uno cuenta de la envergadura de su arquitectura.

Anne Barcat