Francesco Sabatini 1722-1797
Litografía de Serra
Las obras del Palacio Real desde Juvarra hasta Sabatini
Felipe V después del incendio del Alcázar en 1734, había encargado la construcción de un nuevo Palacio Real en el mismo lugar. La obra estuvo a cargo de Filippo Juvarra, con Ventura Rodríguez como ayudante. Murió dos años después y la obra pasó a manos de Giovanni Battista Sacchetti, su discípulo, que guardó a su lado a Ventura Rodríguez y ellos prosiguieron de 1737 hasta 1760, fecha en la que Carlos III pidió terminar la obra a su predilecto arquitecto italiano Francesco Sabatini que había llegado a Madrid con la comitiva del rey el año anterior. Quedaron en sus manos muchos proyectos realizados por sus antecesores y otros por llevar a cabo.
Aunque la mayor parte del Palacio Real nuevo había sido construida antes de la llegada de Carlos III, Sabatini empezó a corregir y terminar las obras a partir de 1760. Cambio el proyecto de la escalera principal. En 1764, dio todo por concluido. Aprovechó una idea de Ventura Rodríguez para un proyecto de ampliación con dos alas enmarcando el Patio de Armas, pero no lo completó. Solamente construyó el Ala Nueva de San Gil que prolongaba la torre sureste, mientras que el ala suroeste jamás llegó a realizarse. Realmente, el Palacio Real de Madrid es más la obra de Juvarra, Sacchetti y Ventura Rodríguez que de Sabatini.
El Palacio Real con el Ala de san Gil en el sureste
Foto Anne Barcat
Francesco Sabatini quiso quitar el aspecto barroco demasiado acusado del Palacio realizado por sus antecesores y mandó retirar casi todas las estatuas y esculturas de la cornisa, guardándolas en los sótanos del Palacio. Entre las pocas que quedaron, están las cuatro estatuas de la Puerta Principal.
Vista del Patio de Armas de la fachada principal del Palacio Real
Foto Anne Barcat 2008
A los lados del reloj, podemos ver cuatro estatuas que fueron "perdonadas" por Sabatini
Foto Anne Barcat 2008
En el interior, Sabatini modificó el primitivo proyecto de Sacchetti para una escalera doble e hizo la escalera tal como hoy la conocemos, con giro sobre si misma en dos tramos separados. Personalmente, me gusta mucho más la escalera proyectada por Sacchetti; hubiera sido majestuosa y no empotrada como la que conocemos que es de Sabatini.
Recreación de la Escalera principal del Palacio Real
tal como la había proyectado Sacchetti en 1747 para el rey Fernando VI
Archivo Wikimedia Commons (dominio público)
Archivo Wikimedia Commons (dominio público)
Escalera principal tal como la realizó Sabatini
Arte España
Escalera principal del Palacio Real de Madrid de Sabatini
Fotografía de Jean Laurent
Sala del trono del Palacio Real de Madrid
Fotografía de Jean Laurent 1870
Vista general de la sala del trono del Palacio Real de Madrid
Fotografía de Jean Laurent 1870
Sala de los espejos del Palacio Real de Madrid
Fotografía de Jean Laurent 1870
Escalera principal del Palacio Real de Madrid de Sabatini
Fotografía de Jean Laurent
Ver:
Más tarde, por orden de Carlos III, se cambió la disposición de los aposentos reales y, cada vez que venía un nuevo rey al trono, se siguió dando función diferente a varios salones, alcobas o gabinetes según el gusto personal de cada uno. El salón del Trono es el único que nunca cambió desde Carlos III.
Sala del trono del Palacio Real de Madrid
Fotografía de Jean Laurent 1870
Vista general de la sala del trono del Palacio Real de Madrid
Fotografía de Jean Laurent 1870
Sala de los espejos del Palacio Real de Madrid
Fotografía de Jean Laurent 1870
A la llegada de Carlos III, Ventura Rodríguez tan apreciado por Fernando VI, siendo elegido su proyecto para la capilla del Palacio Real, había trabajado al lado de Juvarra y de Sacchetti durante muchos años; pero con Carlos III no vio realizados algunos de los proyectos en los que participó, incluso contempló como se cambió parte de lo construido. He aquí como se burló de la bajada de esculturas del Palacio con este gracioso dibujo:
Diseño y letra de Ventura Rodríguez
"Se bajó el León de la Fachada de
Palacio el día 21 de Marzo de 1764,
del mismo modo, y con la misma
maquina que se subió el año de 1752 á 4
de octubre, que es la que aquí figura.
Valía el pan a 5 quartos y 1/2 cuando subió
y a 10 cuando bajó."
Los proyectos anteriores a Sabatini para el Palacio Real nuevo
Fachada principal para el Palacio Real nuevo
Proyecto de Juvarra
Escalera principal del Palacio Real de Madrid
Proyecto de Juvarra
Proyecto de escalera para el Palacio Real de Madrid
Ventura Rodríguez 1737
Proyecto para la escalera del Palacio Real de Madrid sección longitudinal
Ventura Rodríguez 1737
Sección longitudinal del proyecto de Juvarra para la escalera del Palacio Real de Madrid
Ventura Rodríguez
Sección transversal del proyecto de Juvarra para la escalera del Palacio Real
Ventura Rodríguez
Sección longitudinal de la escalera del Palacio Real de Madrid
Ventura Rodríguez 1737
Proyecto para la escalera del Palacio Real de Madrid Anónimo español 1742
Sección longitudinal por el teatro de Corte y la biblioteca en el proyecto de Juvarra 1735
Estudio para el patio del Palacio Real de Madrid
Ventura Rodríguez 1737-1739
Proyecto para los exteriores del Palacio Real1 1737-1742
Ventura Rodríguez
Proyecto para los exteriores del Palacio Real2 1737-1742
Ventura Rodríguez
Proyecto para exteriores del Palacio Real Alzado de escalinata monumental 1758
Ventura Rodríguez
Recomiendo una web muy interesante y rica en fotografías que rinde honor a Juvarra, Sacchetti y Ventura Rodríguez por su trabajo en la construcción del Palacio Real:
La Real Casa de Aduana por Francesco Sabatini 1761-1769
Real Casa de Aduana, hoy Ministerio de Economía y Hacienda por Francesco Sabatini
Foto Luis García Wikimedia Commons
La primera casa de la Aduana estaba situada en la calle de la Bolsa (antiguamente plazuela de la Leña) desde 1645, pero resultó demasiado angosta para todas la actividades y competencias de la Aduana. Por esta razón, en 1761, Carlos III pidió que se construya una nueva Casa de Aduana. En la calle de Alcalá, cerca de la Puerta del Sol, existían la Caballerizas de la Reina, el nº 8 de esta calle. Se compraron las casas vecinas que eran el palacio de Goyeneche y el palacio de Tordecilla, los números 6, 7 y 9 para derribarlas, además de las edificaciones traseras que iban hasta la calle entonces llamada Angosta de san Bernardo. Todo representaba un inmenso solar de 80.000 pies de extensión. Vemos que Carlos III tiene nuevas ideas de urbanismo más amplio para Madrid, porque elige una zona en gran parte vacía y alejada del Madrid de los Austrias.
“Atendiendo el rey al perjuicio que está sufriendo el común de Madrid, y particularmente el comercio, por no haber una aduana capaz en donde puedan estar con seguridad los géneros y frutos que llegan a ella ... se ha dignado resolver que a expensas del real erario se fabrique una Casa de la Aduana para la custodia, seguridad y despacho de los géneros y a este fin se ha servido señalar el sitio que ocupan las cavallerizas de la reyna en la calle de Alcalá.” (Orden Real del 14 de enero de 1761).
El papel de la Aduana se había vuelto muy importante bajo el reinado de Carlos III por dos nuevas medidas: la unidad arancelaria y el libre comercio entre España y las Indias. Para almacenar los productos que llegaban a la corte, desde el extranjero o desde las provincias españolas, hacía falta desde luego grandes espacios. Pero para la recaudación de las Rentas generales o provinciales y de los Impuestos sobre la importación o exportación de productos en general, la Casa de Aduana llegó a tener entonces la función de una agencia tributaria de gran actividad.
Real Casa de Aduana
Madrid en la mano de Pedro Felipe Monlau
Sabatini, el arquitecto predilecto del rey Carlos III y elegido por él para realizar esta importante obra, era un arquitecto capaz de llevar varias obras al mismo tiempo. Cuando estaba concluyendo todavía las del Palacio Real, él empezó a hacer los proyectos de la nueva Casa de Aduana. Varios maestros de obras se presentaron a concurso y el fallo salió a favor del maestro Pedro Lázaro. No se sabe la fecha exacta del principio de las obras después del derribo de los tres grandes edificios de la calle de Alcalá y de otras 16 casas pequeñas situadas en la zona trasera, cuyos solares iban a dejar sitio a la nueva construcción; pero se sabe que la obra empezó en 1761.
Casa de Aduana
Proyecto para la fachada principal por Sabatini
Ministerio de Economía y Hacienda
Proyectos de Sabatini para la Real Casa de Aduana
Ministerio de Economía y Hacienda (Visita guiada)
Tesoros del Archivo del Ministerio de Hacienda
En Vista guiada (Libros del Ministerio de Hacienda), leemos:
La arquitectura de la eficacia
"Luis Cervera (La arquitectura funcional de Sabatini) ha estudiado en profundidad las soluciones constructivas ideadas por el arquitecto italiano para garantizar el buen funcionamiento del edificio. Señala este autor que la Real Casa de Aduana tenía que resolver dos necesidades fundamentales: crear amplios locales para el almacenamiento transitorio de los generos que llegaban a la Corte y alojar a las numerosas oficinas encargadas de los papeles de Aduanas, de la Directoría del Tabaco y de las Rentas Generales y Provinciales. Sabatini resolvió esa duplicidad destinando la planta de calle y los dos sótanos al almacenamiento y el resto del edificio, a las oficinas de los burócratas.
La organización del espacio gira en torno a tres patios, comunicados entre sí, y a una gran escalera. Los primeros resuelven eficazmente problemas de iluminación y de circulación: de iluminación, porque al no ser un edificio exento, los muros laterales no tienen apertura a la calle y sólo la configuración de los patios permite que todas las ventanas se abran al exterior; de circulación, porque Sabatini proyecta los dos patios menores con acceso directo a la calle y al patio mayor, situando las oficinas en el piso principal y los almacenes en los sótanos. Resuelve así los problemas de carga y descarga que planteaba un edificio de doble uso –oficinas y almacenaje– que, además, por el pronunciado desnivel entre las fachadas, sólo tenía entrada por la calle de Alcalá.
Como se aprecia en los dibujos que Mesmay realizó en 1769, el patio mayor, rectangular, se sitúa en la parte posterior del edificio, accediéndose a él desde el vestíbulo y la puerta principal. Los patios laterales, de planta cuadrada, están comunicados tanto con el patio mayor y el vestíbulo como con la calle de Alcalá, a través de los dos accesos que flanquean la puerta principal.
En definitiva, Sabatini crea un eje de penetración que desemboca en la gran escalera y que permite el acceso a todos los puntos del edificio."
La organización del espacio gira en torno a tres patios, comunicados entre sí, y a una gran escalera. Los primeros resuelven eficazmente problemas de iluminación y de circulación: de iluminación, porque al no ser un edificio exento, los muros laterales no tienen apertura a la calle y sólo la configuración de los patios permite que todas las ventanas se abran al exterior; de circulación, porque Sabatini proyecta los dos patios menores con acceso directo a la calle y al patio mayor, situando las oficinas en el piso principal y los almacenes en los sótanos. Resuelve así los problemas de carga y descarga que planteaba un edificio de doble uso –oficinas y almacenaje– que, además, por el pronunciado desnivel entre las fachadas, sólo tenía entrada por la calle de Alcalá.
Como se aprecia en los dibujos que Mesmay realizó en 1769, el patio mayor, rectangular, se sitúa en la parte posterior del edificio, accediéndose a él desde el vestíbulo y la puerta principal. Los patios laterales, de planta cuadrada, están comunicados tanto con el patio mayor y el vestíbulo como con la calle de Alcalá, a través de los dos accesos que flanquean la puerta principal.
En definitiva, Sabatini crea un eje de penetración que desemboca en la gran escalera y que permite el acceso a todos los puntos del edificio."
El material de la fachada era piedra de la sierra de Guadarrama; en la construcción del edificio se utilizaron el hierro de Vizcaya, la madera de Cádiz, el ladrillo fino, el vidrío de la Granja, el mármol de Badajoz para las esculturas y la blanca piedra de Colmenar para los remates. Se retrasaron bastante los trabajos por las inmediatas quejas y protestas del vecindario y las frecuentes reyertas de los que querían pasar por la calle Angosta con sus carros. El maestro de obras pidió ayuda de guardias. Hubo problemas de humedad por el paso de las cañerías del subsuelo y hubo que construir dos sótanos por problemas del desnivel del solar. A principios de 1764, invierno muy frío, se añadieron problemas del embargo administrativo de las carreteras para reservarlas al abastecimiento de la ciudad desde el exterior. El contratista pidió que no haya embargo sobre sus transportes de material para que no se retrase la obra. En 1768, ya se pudo ver cómo montaban puertas y ventanas con vidrios de la Granja. El precioso reloj con esfera de mármol y números romanos de plomo fue realizado por Rostriaga. En 1769, en la fachada, se puso debajo del gran balcón, en un espacio previsto para ello, el siguiente texto en español:
CASA REAL DE ADUANA
MANDADA CONSTRUIR
POR EL REY N.S.
CARLOS III
Y CONCLUIDA EN EL AÑO DE 1769
En el lado opuesto el texto se puso en latín (¿para quién?):
AEDES PUBLICAE
IUSSU ET SUMPTIBUS
CAROLI III
EXPORTANDIS MERCIBUS EXTRUCTAE
ANNO MDCCLXIX
IUSSU ET SUMPTIBUS
CAROLI III
EXPORTANDIS MERCIBUS EXTRUCTAE
ANNO MDCCLXIX
El maestro Pedro Lázaro entregó la llave de la nueva Casa de Aduana el 4 de diciembre de 1769. Sin embargo, el nuevo edificio no se abrió al público hasta un poco más de tres años después del fin de la obra, debido primero a problemas de humedad en los muros, luego a la necesaria organización de los despachos y sótanos, y renovación de la plantilla de empleados. Por fin, el 1º de marzo de 1773, la actividad de la nueva Casa de Aduana pudo empezar, con un aviso al público, puesto en la antigua casa que seguía en la calle de la Bolsa.
Escribe Pedro Felipe Monlau en su obra Madrid en la mano o el libro del forastero publicada en 1850:
"Es una lástima que este edificio se halle intercalado entre las demás casas de la misma acera, pues si estuviese aislado, ó en forma monumental en medio de una plaza, sería uno de los primeros edificios de Europa. El interior de la Aduana corresponde a la suntuosidad exterior. Tiene tres grandes patios; el central, que es el mayor, está circundado por un elegante vestíbulo y una galería encima. La escalera principal, de piedra, es muy ancha y suave; la distribución de las salas, almacenes, sótanos, etc., es también excelente y apropiada."
Tardó ocho años en construirse y sirvió para Casa de Aduana durante menos de un siglo, exactamente hasta abril de 1845, porque ya no valía para su cometido, perjudicando los intereses del comercio. Las mercancías se quisieron llevar al Pósito, después de negociaciones con el Ayuntamiento de Madrid, negociaciones que no dieron resultado; por lo cual, las mercancías fueron depositadas a la antigua Fábrica del Salitre, hasta mejor destino. Se preparó el noble edificio para alojar el Ministerio de Hacienda que sigue en él hoy.
Damián Menéndez Rayón, archivero del Ministerio de Hacienda (La antigua Aduana de Madrid, hoy Ministerio de Hacienda) escribe en 1871 :
"No permaneció este edificio largas edades, como era de esperar, destinado al objeto que se propusieron sus fundadores; pues en 1845 y principios del siguiente, siendo Ministro el señor Mon, ordenó y llevó á cabo la traslación á él del Ministerio de Hacienda, Antes de desocuparle enteramente precedieron tratos con el Ayuntamiento á fin de que cediese el Pósito como lugar adecuado para los almacenes, Entre otras razones alegadas, decía: que "el edificio en que se halla situado el despacho de la Aduana en esta corte, si bien pudo satisfacer las necesidades del servicio en la época en que se constituyó, es hoy impotente para su objeto y perjudicial á los intereses del comercio. Aumentado este considerablemente, no ha sido posible establecer el depósito necesario á los capitales del reino, ni el reducido local de la Aduana basta á contener los efectos que á ella llegan con la separación conveniente á evitar los cambios que una equivocación natural ó la malicia producen y suelen ocasionar…". Estos tratos al fin no tuvieron efecto, puesto que los depósitos y almacenes se llevaron á la antigua Fábrica del Salitre, donde permanecieron hasta la construcción de los actuales Docks*.
Verificada la traslación, pasó á ocupar este edificio dicho Ministerio, quizá para siempre, con lo cual la obra de Sabatini ganó mucho, tanto en su destino final, como en esperanzas de conservación y embellecimiento.
* "La Empresa de los Docks y Aduana de Madrid fue creada en 1861 por Mollinedo y Compañía. Era conocida por los Docks, palabra que procede del inglés y que significa diques, refiriéndose a los situados junto al Támesis, donde se depositaban las mercancías (fundamentalmente hierros, maderas y alimentos) en unos almacenes en espera de su venta. Estos almacenes madrileños, aprovechando la cercanía de la estación de Atocha y la carretera de Valencia, se instalaron en la antigua calle del Pacífico (hoy avenida de Ciudad de Barcelona) constituyendo un gran centro de almacenamiento con locales de gran tamaño. Tras su fracaso a los pocos años los locales fueron adquiridos por el Estado, que los cedió al Ministerio de la Guerra y éste los destinó a cuarteles de Artillería e Intendencia, más conocidos por los cuarteles de los Docks. En 1878 se construyen los demás edificios de los cuarteles. En los años ochenta del siglo XX los cuarteles fueron derribados y en su lugar se levantaron varios edificio de viviendas."
(Diccionario enciclopédico de Madrid por Mª Isabel Gea Ortigas 2002)
En el Diccionario de Madoz (1848–1850) se recogen las oficinas que en aquel momento ocupaban la sede del Ministerio: “las direcciones generales de Contribuciones Directas, de Indirectas, de Aduanas y Aranceles; de Rentas Estancadas, de Fincas del Estado y del Tesoro Público; la Contaduría General del Reino; la Junta de Clasificación de Empleados Civiles; el Archivo General de Rentas y el del Ministerio de Hacienda”.
Desde 1998, el edificio está catalogado como Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento.
Recomiendo particularmente visitar este sitio:
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Fuentes: Biblioteca Nacional de España, Diccionario de Madoz, Wikipedia y archivo de Wikimedia Commons, Madrid en la Mano 1850 de Pedro Felipe Monlau y Roca, Tesoros del Archivo del Ministerio de Hacienda, Visita guiada de la Real Casa de Aduana (libros del Ministerio de Economía y Hacienda), La antigua Aduana de Madrid, hoy Ministerio de Hacienda 1871 de Damián Menéndez Rayón, archivero-bibliotecario del Ministerio de Hacienda, Un lugar en Madrid para el Palacio Real de Filippo Juvarra de Mª José Muñoz de Pablo, Diccionario enciclopédico de Madrid de Mª Isabel Gea Ortigas, Fotos de Jean Laurent, Colaboración amistosa.
(Continuará)
Anne Barcat
Magnífico artículo Anne, muy completo e ilustrado. Me llama la atención el proyecto exterior del Palacio Real de Ventura Rodríguez. El trazado de las calles habría supuesto la eliminación, o no construcción, de los Jardines de Sabatini, del Campo del Moro y los jardines de la Plaza de Oriente; además el Palacio Real quedaría en una atalaya, casi fortificado.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Ricardo, por tu comentario y por tu ayuda también. Yo, a decir verdad, no entiendo estos proyectos de arquitectura, pero los busco en la BNE para exponerlos porque hay mucha gente que los entiende y así lo puede ver en mi blog.
EliminarA mí me gusta mucho la Plaza de Oriente, pero reconozco que, delante de la calle de Bailén, el Palacio Real está muy poco protegido y en absoluto aislado. Es algo que siempre me llamó la atención.
Un abrazo
Anne
Hola Anne:
ResponderEliminarEnhorabuena por el artículo, documentadísimo y muy brillante. A mí también me sorprende el proyecto de Ventura Rodríguez, por su planteamiento global, toda una intervención urbanística de alcance, en toda regla. Incluso había proyectado un "Madrid Río" (me da la sensación de que, en los dibujos, se ve al Manzanares canalizado y embalsado).
Con respecto al edificio de la Real Casa de la Aduana, estoy de acuerdo con el comentario de Monlau: no luce en su emplazamiento. Es un edificio soberbio, muy italiano, que, tal vez por esa ubicación, es un completo desconocido para gran parte de los madrileños.
Muchas gracias por tan grata lectura. Un abrazo, Jesús
Hola Jesús
EliminarGracias por tu comentario. Me gustaría analizar más, como lo has hecho tú, los planos de exteriores expuestos, pero tendré que pedir la ayuda de una amiga arquitecta.
En cuanto a la Casa de Aduana (hoy Ministerio de Hacienda), en efecto no está puesta en valor, como muchos edificios madrileños: he pasado delante durante años sin fijarme en su existencia.
Un cordial saludo
Anne
ResponderEliminar"En el lado opuesto el texto se puso en latín (¿para quién?)"
Piense, piense...seguro que para gente como usted.
No sé cual es la razón del cambio de diseño.
ResponderEliminarComo se ve arriba en los proyectos de 1737, la escalera ocuparía todo el ala del palacio que da al patio de la Armería.
Tal vez consideraron que ello era excesivo.
Además, esa doble escalera proyectada corresponden a proyectos del palacio que son cuatro veces más grande que lo que se construyó de verdad; y entonces sí que tiene sentido perder 1/4 de lo que corresponde al palacio de hoy en construirla.
También hay que considerar el uso de la escalera: si no tiene una función ceremonial especial -y para una corte fija grande-, tampoco tiene mucho sentido.
(y si la hubiese, una de las escaleras sería para el Rey, ¿y la otra?)
El salón de columnas es el primer piso de la parte de escalera no realizada.
Por último, hay que ver esta escalera con la experiencia de la escalera monumental del palacio de Caserta en Nápoles.
A la hora de enjuiciar la edificación final de los diseños del Palacio Nuevo, a parte del costo final y de las modas y del cambio de modas, hay que considerar el terreno donde se asentaba el Alcázar, que sustituye.
ResponderEliminarEl Alcázar es un palacio que se construye en una fortificación de defensa que protege los accesos al Reino de Toledo al sur de Guadarrama.
El terreno, por ello, no es plano: hay unas defensas naturales que naturalmente se utilizan, y que va a marcar todo lo que vienen después.
El sitio donde se construye el castillo es una colina muy escarpada que bordea el río Manzanaares. Esta colina es mucho más escarpada de lo que hoy parece, porque para hacer los jardines del Campo del Moro se rellenó con escombros y tierra.
El lado norte del palacio (jardines de Sabatini) está también en alto: esa parte del Palacio Nuevo tiene una altura de 5 pisos, porque se hace fuera de la plataforma natural (el desnivel comienza donde ahora está la Puerta del Príncipe (la de la Plaza de "Oriente"), que corresponde a la mitad del
ala del palacio por este lado. (la plaza de Oriente es relleno también por esta parte, incluída la parte del Teatro Real y la plaza de Isabel II (por eso el Teatro ha tenido siempre problemas estructurales, y por eso los Caños del Peral están a varios metro del suelo de la plaza. Corresponde también al nivel más bajo de la calle Escalinata (escalinata para vencer el desnivel que resulta de colmatar la plaza de Isabel II )
El resto de la plaza de Oriente era todo un barrio, con iglesias y el Convento de San Gil (todo eso lo hace arrasar Bonaparte para dar más prestancia al Palacio (y tener también más seguridad personal)
Al sur de la plaza de la Armeria, también estaba edificado: en parte por la antigua iglesia de la Almudena, y que antes de lo que hoy es ábside de la catedral, caía en desnivel hacia la Calle Segovia. (por eso, uno de los proyectos preveía un patio tipo barroco urbano francés con un puente de varios arcos que salvaba la calle Segovia (más o menos donde está ahora el viaducto)
Es decir, la topografía del terreno impedía hacer ahí ninguno de los proyectos monumentales que se pidieron. Por eso también el Palacio Nuevo tiene ese aire de fortaleza.
Hola Jose alonso
ResponderEliminarSiento no haber leído antes estos comentarios tan interesantes. Los conservo ahora mismo en un word para estudiarlos tranquilamente. Gracias.
Ciertamente la idea de un palacio como el de Versalles no convendría a la topografía del terreno del Madrid de los Austrias ni del Mayrit árabe que Fernández de los Ríos quería allanar como lo describió en su obra El futuro Madrid. Este relieve que conviene a una fortaleza, en lo alto de un precipicio, no ha cambiado, es lo que hace su encanto y conservamos así lo que fue Madrid mucho antes de que fuera Villa y Corte. Nos transporta siglos atrás.
Más allá, hacia el sur, paseando por la Calle Santa Isabel, estoy viviendo en la época medieval con los puestos de pescado fresco abiertos en la calle. Cuando bajo o subo por la Ribera de los Curtidores, estoy en época de los Reyes Católicos, visito el antiguo matadero y los ropavejeros del tapón del Rastro. Del mismo modo al pasar cerca del Palacio real, me invade el recuerdo del Alcázar, y al mirar la Cuesta de la Vega desde la entrada de la Almudena, soy árabe o judía y veo fluir el arroyo de San Pedro en lugar de los coches de la calle Santiago. Diviso las Vistillas cercanas, el Manzanares con el Sotillo.
Vengo de otra vida en Francia, pero soy madrileña de los años 60 del siglo XX. Cuando divaga mi imaginación, Francisco I está aburrido a una ventana del Alcázar, esperando la visita de Carlos V; de repente oigo la llamada a la oración en la médina y a lo lejos las campanas de San Andrés. El día de san Isidro, pongo mi traje goyesco verde y negro y paseo por la Plaza mayor en cualquier época. Nunca voy a las corridas ni a los autos de fe. En cambio voy a la vieja Iglesia de Santa María de la Almudena y paseo por la calle Factor y la muralla árabe hasta los Altos de Rebeque.
En Madrid se cambia de siglo en un abrir y cerrar de ojos, una se siente joven o vieja como Matusalén.
Si no lee mi respuesta, es que todavía no hay ordenadores ni móviles, sólo el teléfono árabe y las señales ópticas de las atalayas de vigilancia.
He pasado un agradable momento escribiendo, soñando y ya es muy tarde.
Buenas noches
Anne