sábado, 2 de enero de 2010

El crecimiento urbanístico de Madrid bajo el reinado de Felipe IV


 

Retrato ecuestre de Felipe IV por Velázquez (Museo del Prado)


La Villa de Madrid, bajo el reinado de Felipe IV y el gobierno de su valido el Conde Duque de Olivares, está en el apogeo del esplendor cortesano.
Para los ciudadanos, cada vez más numerosos, esta época  no va a mejorar su condición, aunque favorecerá el paisaje urbano con hermosos edificios. Pero todo será para el Rey y la corte que le mendiga  favores constantemente.


El Palacio del Buen Retiro
A pesar de existir ya un gran Alcázar, el Conde Duque tiene la idea de ampliar los dominios reales en el Prado de San Jerónimo. En el monasterio, los reyes ya tenían su Cuarto Real y Felipe III había adornado anteriormente la zona con jardines y fuentes. Todo esto se va a ampliar enormemente para hacer lo que será el Palacio del Real sitio del Buen Retiro. Éste se inaugurará en 1623. Se trataba de hacer un suntuoso lugar de recreo que llamase la atención a todos, incluso en el extranjero. Los arquitectos del Real Sitio serán Alonso Carbonell, Cristóbal Aguilera y Juan Bautista Crescenzi.


El Real sitio del Buen Retiro J. Leonardo (1636-1637)

(Grabado de Juan Álvarez de Colmenar, principios del siglo XVIII)

De todas partes, vinieron pintores a la Corte, como Velázquez y Cano desde el taller de Pacheco en  Sevilla, Rubens desde Flandes.

Sevilla, antes de esta época, tenía mayor protagonismo artístico que Madrid, protagonismo muy merecido, y empezó a perderlo progresivamente porque Madrid atraía como un imán a todos los artistas, incluso extranjeros, y el rey compraba y coleccionaba las obras de arte. Se manifestaron literatos de gran ingenio, como Lope de Vega, Cervantes, Quevedo, Gongora. Todos veían su futuro y éxito atado a la capital. 

También la Torre de la Parada, lugar de descanso para la caza desde el reinado de Felipe II en los bosques del Pardo, se decoró con pinturas de gran valor como obras de Velázquez o Rubens.


Torre de la Parada por Felix Castelló hacia 1640 (Museo municipal de Madrid)


La Cerca de Felipe IV
Madrid en 1625 tenía ya unos 80.000 habitantes. El rey pidió a Gómez de Mora construir una nueva cerca (o tapia de piedra y ladrillo de estilo mudéjar), con puertas y portillos: Fue la cerca de Felipe IV cuyas pocas ruinas se encuentran todavía hoy. Esta cerca no tenía funciones defensivas, sino solamente fiscales, para obligar a que las entradas a la Villa se hicieran por las puertas donde se cobraba el portazgo. Entorpeció la extensión de la ciudad y los madrileños cada vez más numerosos tuvieron que construir edificios más altos por falta de espacio, aunque durante siglos la mayor parte de las casas no pasaba de cuatro plantas.

Siguiendo los datos que aporta Isabel Gea Ortigas, en su Diccionario Enciclopédico de Madrid y siguiendo su estudio en Guía del plano de Texeira (1656), la cerca tenía  cinco puertas reales por donde pasaban las mercancías y se pagaban los impuestos: la de Segovia,  de Toledo, de Atocha (llamada de Vallecas por Texeira y sin dibujar en su plano), de Alcalá y de Bilbao (ésta aparece con el nombre de Pozos de la Nieve en el plano de Texeira). A lo largo de los años, la cerca llegó a tener catorce portillos o puertas que eran  pasos de menor importancia: San Bernardino (posteriormente llamada de S. Joaquim por Texeira), Conde Duque (o Conde a secas en el plano de Texeira), Fuencarral, Maravillas, Santa Bárbara, Recoletos, Campanilla, Valencia (o Lavapiés, que Texeira señala con la palabra "Lavapiog" sin dibujar su portillo), Embajadores,  Campillo del Mundo Nuevo,  Gilimón,  Las Vistillas, la antigua Puerta de la Vega y la de San Vicente (que tampoco señala Texeira porque, en aquella época, no existía como tal, era una puerta del Puente del Parque, abajo del camino del Río). 

En el siglo XIX, Amador de los Ríos, historiador y arqueólogo,  coautor de la obra Historia de la Villa y Corte de Madrid, seguirá señalando estas puertas y portillos, excepto Maravillas, Campillo del Mundo Nuevo y Las Vistillas.


Plano de los antiguos recintos de Madrid (Amador de los Ríos y Juan de Dios de la Rada)



 Para hacernos una idea del recorrido de la cerca, la seguiremos a lo largo de las calles del plano actual de Madrid:

Arrancaba desde la zona norte de Argüelles,  iba hacia el este, siguiendo más o menos los bulevares (Alberto Aguilera, Carranza, Sagasta, Genova),  hacia el arroyo de la Fuente Castellana y Recoletos en Colón, continuaba por Jorge Juan, bajando hacia el sur por Serrano (hoy se han encontrado restos de ella al hacer un aparcamiento en esta calle),  volvía de nuevo hacia el nordeste por Alcalá, otra vez iba hacia el sur por Menéndez Pelayo, rodeando así el Buen Retiro. Al final de Menéndez Pelayo, giraba hacia el oeste por Ciudad de Barcelona hasta Atocha, por la Ronda de Atocha hasta la Glorieta de Embajadores,  la Ronda de Toledo, la Puerta de Toledo y la Ronda de Segovia, subía de nuevo hacia el norte al nivel de San Francisco el Grande, rodeando la Cornisa y las Vistillas y, después de algunos giros más, iba hacia el este en la Cuesta de la Vega, subiendo de nuevo hacia el norte por Virgen del Puerto, la Cuesta san Vicente, Ferraz y Princesa hasta Argüelles.

Los únicos restos de la cerca que quedan visibles son los de la Ronda de Segovia y los del parque de la Cornisa;  estos últimos  están amenazados de desaparición por la futura urbanización de la zona. Como hemos dicho, en las obras de Serrano, se encontraron otros restos antes del verano 2009.

Cerca de Felipe IV Ronda de Segovia (Imagen Wikimedia Commons)


A los que desean ver el diseño de estas puertas y portillos,  recomiendo leer el magnífico artículo escrito por Ricardo Márquez en el blog Historias Matritenses :


El paisaje urbano

Veamos como evolucionó el paisaje urbano de esta época.  La decadencia del imperio empezaba ya, para culminar bajo el reinado de Carlos II. Llegó la población a sentirse cada día más confinada y, en contrapartida, muchos madrileños abandonaron la ciudad y volvieron al campo, por culpa de la pobreza y falta de espacio. Los ciudadanos trabajadores disminuyeron, los ociosos y pedigüeños nobles aumentaron.
Los cortesanos despilfarraban para ostentación, pero no producían. Sin embargo, fue la ocasión para los arquitectos, como Juan Gómez de Mora, de revelar su arte. Este gran arquitecto del principio del estilo barroco en España ha marcado el siglo XVII.


Edificios civiles, palacios y edificios religiosos

Se construyen residencias aristocráticas magníficas, edificios civiles, hospitales y, cómo no, nuevos conventos, iglesias y ermitas. El estilo característico de esta época es el prebarroco, que evoluciona desde la seriedad del estilo herreriano y el manierismo así como el barroco que florecerá completamente en el siglo XVIII.

En Madrid, bellos edificios se añaden a los pocos que se construyeron ya en época de Felipe III, como fue el Palacio del duque de Lerma que pasó a ser propiedad del duque de Medinaceli, luego del conde de Casal en el lugar donde se construyó el Hotel Palace a principios del siglo XX. Hoy  todavía conservamos muchos de estos nuevos edificios del reinado de Felipe IV: El palacio de Abrantes (hoy Instituto italiano), de Uceda (ahora  Consejo de Estado y Capitanía general), la Cárcel de la Corte (convertida más tarde en Palacio de Santa Cruz, hoy Ministerio de Asuntos exteriores), el Salón de Reinos del Retiro (hasta hace poco Museo del Ejército y próximo museo reservado a Velázquez), el Casón del Buen Retiro (hoy Centro de estudios del Museo del Prado), la Casa de la Villa que no se terminó hasta 1695 y fue durante siglos el Ayuntamiento y ya dejó de serlo. Todos estos edificios perduran en el siglo XXI.

Anotaré los siguientes edificios que se construyeron bajo el reinado de Felipe IV con sus correspondientes arquitectos:


La Cárcel de la Corte: Proyecto de Gómez de Mora con portada de Herrera Barnuevo.  Se empezó su construcción en 1629 con Cristóbal de Aguilera, Bartolomé Díaz y Juan del Río.  Se terminó en 1643, siendo ya utilizada antes de finalizar las obras.


Cárcel de la corte, luego Palacio de Santa Cruz y Ministerio de Asuntos Exteriores
 (imagen Wikimedia Commons)

La Casa de la Villa: “Sesenta y cinco años (de 1630 a 1695) se emplearon en la construcción de esta casa de la Villa, habiendo intervenido, desde el proyecto inicial hasta la última piedra, 14 ilustres arquitectos: Gómez de Mora, Pedro Pedrosa, Cristóbal de Aguilera, Alonso Carbonell, José de Villarroel, el Hermano Bautista, Fray Francisco de San José, Bartolomé Hurtado, Marcos López, José del Olmo, Teodoro Ardemáns, Miguel Arredondo, José Gassen y Andrés Hurtado.” (Santiago Amón. El corazón de la Villa y Corte)

Casa de la Villa de Madrid (imagen Wikimedia Commons)

El Palacio de Abrantes: construido entre 1653 y 1655 por el arquitecto Juan Maza para Don Juan de Valencia el Infante, pasando luego a Antonio de Valdés y Ossorio y a otros sucesivamente.

Palacio de Abrantes Madrid (imagen Wikimedia Commons)

El Palacio de Uceda: Ya lo vimos en la entrada anterior. Empezado en 1611 por Francisco de Mora en época de Felipe III, su construcción fue reemprendida en 1625 por Alonso Turrillo y Pedro de Pedrosa  con la ayuda de Juan Gómez de Mora, sobrino de Francisco.

La iglesia de San Antonio  de los Portugueses, luego de los Alemanes: fue construida por Alberto Seseña en 1633 y la fachada  es de Gómez de Mora. Tiene una decoración con frescos de Giordano y su cúpula pintada por Francisco Ricci y Juan Carreño de Miranda con efectos arquitecturales es de una extraordinaria belleza.

San Antonio de los Alemanes (foto Urbanity.es)

Cúpula de San Antonio de los Alemanes (foto Urbanity.es) 


La iglesia del Colegio Imperial de los Jesuitas: se empezó a construir en 1640. Ya en 1622, cuando se empezó a reconstruir el colegio imperial del siglo XVI, el jesuita Pedro Sánchez había hecho el proyecto de la iglesia. Ésta se empezó a construir en 1640 con Francisco Bautista, jesuita y con Melchor de Bueras, arquitecto real. Después de la expulsión de los jesuitas en el siglo XVIII, esta iglesia que pertenecía antes a los bienes temporales de la Compañía de Jesús se convirtió en Colegiata.

 Interior de la Colegiata de san Isidro (imagen Wikimedia Commons)

La cúpula (imagen Wikimedia Commons)

Exterior de la colegiata de san Isidro (imagen Wikimedia Commons)

El convento de Don Juan de Alarcón, de las mercenarias descalzas, había sido fundado en 1609 por el sacerdote que le dio su nombre, siendo éste el albacea de María de Miranda, viuda del señor de Montalvo, que le encargó dicha fundación. El convento se terminó en 1656 así como su iglesia con planta de cuz latina.  Escribe Elías Tormo en su obra Las iglesias del antiguo Madrid: "De la historia de este templo se desconoce el arquitecto y todo otro dato y fecha que el por muchas fuentes comprobado de su terminación en 1656, a costa de la familia de los Cortizos, sospechadísimos de ser de raza judía y entonces muy protegidos del gobierno de Luís de Haro. Los bellos herrajes anónimos de las puertas también son de dicha fecha."

La Inmaculada de Juan de Toledo en la Iglesia del convento de don Juan de Alarcón
(imagen Wikimedia Commons)

Convento e iglesia Don Juan de Alarcón (imagen Madrid Histórico.com)

El convento de las Góngoras: Las numerosas terciarias mercedarias descalzas, después de una gran inundación en su beaterío de la zona de Barquillo por la crecida de 1661, se habían refugiado en una casa de alquiler donde no cabían y el rey quiso hacer una fundación para ellas en agradecimiento del nacimiento de su hijo Carlos. Felipe IV encargó a Juan Jiménez de Góngora, ministro del Consejo de Castilla y caballero de la orden de Alcántara, como representante suyo, la fundación de un convento  sobre los huertos del duque de Frías. El proyecto fue puesto en manos del padre agustino Fray Manuel de San Juan Bautista y Villarreal, arquitectoLa fundación se firmó en 1663, empezando la construcción con el maestro de obras Juan Barbero. Según se cree, Barbero ejecutó el proyecto hasta el cese y la muerte de Góngora  que paralizaron las obras en julio de 1664, sin reanudarse hasta el reinado de Carlos II. El Ayuntamiento de Madrid, en 1961, puso en la calle donde se encuentra el convento una placa en recuerdo del escritor Luís de Góngora y Argote que nada tiene que ver con el fundador. (datos de María Teresa Ruíz Barrera y Elías Tormo)


Nuestra Señora de la Concepción o las Góngoras
(imagen arteHistoria) 

Se terminó la reconstrucción del convento y de la iglesia del Carmen empezada en época de Felipe III: Primero se fundó el convento en 1573, durante el reinado de Felipe II, sobre el solar de una antigua mancebía.  Su construcción duró apenas dos años para alojar a los carmelitas calzados y se inauguró en 1575. Más tarde en época de Felipe III y de Felipe IV, sería reconstruido con su iglesia a partir de 1611 hasta 1638 con Miguel de Soria y desde 1631 hasta 1649 con Mateo de Cortray. El convento del Carmen desapareció con la desamortización, pero la iglesia subsiste hoy.
"Destacaba sobre todo su iglesia, todavía hoy en pie, y que según Álvarez y Baena fue una de las más grandes que tuvo Madrid. Constaba de una planta de cruz latina, de una sola nave y con capillas a los lados. Resultaba muy interesante la capilla mayor, en donde estaba el sepulcro de Fray Ambrosio Vallejo, Obispo de Popayán y Trujillo de Indias, quien tomó el patronato de la capilla en 1635, pasando tras su muerte al Consejo de Indias." (Fuente: Madrid historico.com)

En 1625, el arquitecto Miguel de Soria acabó el convento de las Carboneras del Corpus Christi cuya construcción había empezado en 1615 durante el reinado anterior.

El gran incendio de la Plaza Mayor del 7 de julio de 1631 había destruido como lo vimos la mayor parte de las casas. Al reconstruirlas, parece ser que se edificó la Casa de la Carnicería frente a la de la Panadería con un estilo parecido, pero no se tiene datos seguros de su arquitecto.




Reforma de la fachada meridional del Alcázar

Durante el reinado de Felipe III, comenzó una nueva ampliación de cuyo proyecto se encargó en 1609 Francisco de Mora, siendo continuado tras su muerte por Juan Gómez de Mora. Esta nueva ampliación consistía fundamentalmente en realizar una nueva fachada principal para adecuarla al estilo dominante, el herreriano o escurialense, además de la construcción de una nueva torre llamada "de la Reina", en el flanco oriental. También se reformaron y ampliaron las estancias interiores. Las obras se prolongaron durante la época de Felipe IV hasta el reinado de Carlos II.


La zona del Plano de Ardemans de 1705, que hemos coloreado en rojo, corresponde a reformas de la época de Felipe III, llevadas a cabo durante el reinado de Felipe IV


Conclusión

El reinado de Felipe IV destaca en la arquitectura donde aparece el barroco que, más tarde, se desarrollará en su segunda etapa. Por lo cual, Madrid se enriquecerá en su paisaje urbano, mucho más que durante los reinados anteriores de los Austrias. Varios artistas habían viajado a Roma en ocasión del Jubileo de 1600 y volvieron a España con nuevas ideas que se verán reflejadas más tarde durante el siglo XVII,  particularmente con Felipe IV,  en todas las Bellas Artes. Durante este reinado, el imperio se disgrega rápidamente y nadie parece preocuparse por ello. Se acerca el final de los Austrias.

Anne Barcat

2 comentarios:

  1. Bueno, ya tuve tiempo para leer todo el este artículo, me ha parecido muy interesante. Un buen trabajo y muy fácil de leer y de entender.
    Saludos Anne

    Tomi Caballero

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  2. Muchas gracias, Tomi.
    Ya ves, que a pesar de que este blog recibe visitas de muchos países, eres la única que ha puesto en él un comentario después de leer todo el artículo. Y tienes merito porque es muy largo. Me gusta saber que es fácil de entender. Con la desgracia de Carlos II, no habrá tanto que escribir sobre paisaje urbano en Madrid bajo su reinado.
    Tú eres pintora y artista y es mucho más delicado hacer un comentario sobre un cuadro porque se trata más de sentir que de entender.

    Un cordial saludo
    Anne Barcat

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