viernes, 14 de mayo de 2010

Grandes cambios urbanísticos con los Borbones. Reinado de Felipe V


Felipe V de Borbón, rey de España
Por Jean Ranc Museo del Prado
Foto del dominio público Wikimedia Commons


Después del fin de la dinastía de los Austrías en España, se origina la dura Guerra de Sucesión y, al final, llega al trono el nieto de Luís XIV de Francia, Felipe V. Vamos a constatar grandes cambios urbanísticos en Madrid.


El arquitecto barroco más fructífero en obras durante este reinado fue Pedro de Ribera. Llenó la ciudad de nuevos edificios, tanto palacios como iglesias. También le debemos el magnífico Puente de Toledo.


Para esta entrada, seguiremos la excelente  Guía de arquitectura 1700-1800 de Ramón Guerra de la Vega, arquitecto. Edición de  1980.



La ermita de la Virgen del Puerto 1718 Pedro de Ribera


 
Ermita de la Virgen del Puerto reconstruida
Foto Madrid Histórico.com

El Marqués de Vadillo, corregidor de Madrid, quiso embellecer la ribera izquierda del Manzanares que había quedado siempre en estado salvaje. Se hizo un largo paseo al pie del Campo de la Tela y se pidió al arquitecto Pedro de Ribera construir una ermita con jardines.  Toda esta parte quedó frondosa, pero ordenada, y la ermita se edificó al norte del Puente de Segovia. Se conservó hasta la Guerra Civil, época en la que fue destruida, perdiéndose cantidad de obras de arte. Poco después de la guerra, el arquitecto Mendoza recibió el encargo de su reconstrucción y últimamente ha sido restaurada por estar en mal estado. En ella, se conserva la tumba del Marqués de Vadillo.


Tumba del Marqués de Vadillo en la ermita de la Virgen del Puerto
Foto del dominio público Wikimedia Commons


El Puente de Toledo  1719-1724 Pedro de Ribera

Existía todavía el viejo Puente de Toledo y el Marqués de Vadillo pidió a Pedro de Ribera reconstruirlo en 1719.  Sus proyectos tuvieron la aprobación de Teodoro de Ardemans, arquitecto y Maestro mayor de las obras del Ayuntamiento de Madrid. Se realizó el nuevo puente, terminándose las obras en 1724.  Con este puente, el comercio de la calle de Toledo desde la Plaza de la Cebada hacia el sur de España se vio bruscamente favorecido. El proyecto de este puente puede emular a muchos otros del siglo XX y demuestra que Pedro de Ribera  tenía ya grandes conocimientos de ingeniería hidráulica. Tanto sus arcos como sus tajamares son extraordinariamente fuertes. Entonces Madrid se encontró provista de dos grandes y magníficos puentes: El de Segovia de Juan de Herrera del siglo XVI y el de Toledo de Pedro de Ribera  del siglo XVIII.

 
Arco y tajamar del puente
Foto Juan Lupión Wikimedia Commons

El puente de Toledo tiene como adornos las esculturas  de san Isidro y de santa María de la Cabeza en estructuras barrocas situadas en la parte central de la calzada, frente a frente, dando la bienvenida a los que entran en la capital. Todo fue estudiado para facilitar el paso tanto de los peatones como de los coches.


  
San Isidro
Foto de Edescas Wikimedia Commons



Santa María de la Cabeza
Foto de Edescas Wikimedia Commons


El cuartel del Conde Duque 1720 Pedro de Ribera

El cuartel del Conde Duque, en la calle del  mismo nombre, responde a una necesidad militar con proyección internacional que el ejército español había perdido progresivamente con los últimos reinados anteriores. Había fondos de Hacienda reservados para tal efecto. Madrid tenía muchos cuerpos de armas. El cuartel de Conde Duque se construyó para albergar a los Guardias de Corps que se encargaban de la protección del rey. El encargado, una vez más fue el arquitecto Pedro de Ribera que encontraba siempre soluciones para que cada edificio cumpla con su cometido. En este inmenso edificio, hubo que distribuir tres patios interiores, el mayor siendo el patio central. Se gastó bastante dinero para su construcción, dejando de lado la decoración innecesaria para no aumentar los gastos.  La decoración aceptada consistió principalmente en la magnífica portada churrigueresca con escudo de armas reales y los óculos dispuestos entre cada una de las ventanas de la primera planta.  La portada lleva esta inscripción: Reinando Felipe V. Año de 1720. Después de ser utilizado por el Cuerpo de Guardias de Corps, fue cuartel de Caballería y luego lo ocupó el Colegio General militar. Hasta el año 1969, hubo en él un cuerpo de caballería con caballos en uno de los patios. Luego fue adquirido por el Ayuntamiento de Madrid para hacer en él un gran centro cultural.


El edificio es vecino del Palacio de Liria. Como fue construido sobre terrenos de cuatro manzanas, se creyó que en ellas estaba una finca del Gaspar de Guzman, Conde Duque de Olivares, como lo dice Mesonero Romanos.  Luego al estar realmente el solar ocupado el palacio del Conde de Aranda y Duque de Peñaranda se pensó que era la razón de su nombre. Pero estudios más atentos señalan que probablemente sea debido al Conde de Lemos y tercer Duque de Berwick y Liria.


Para que la portada sea vista con suficiente espacio, Pedro de Ribera mandó hacer una pequeña plaza delante de ella, mejorando así la perspectiva, ya que la calle es bastante estrecha para tan inmenso edificio.





 
Cuartel del Conde Duque
Bella y fuerte portada con el escudo de armas reales
Foto Anne Barcat


Parte que permite apreciar el espacio del inmenso edificio con los óculos del primer piso
Foto Anne Barcat



Cuartel de Conde Duque con larga perspectiva
Foto J. L. de Diego Wikimedia Commons



La iglesia de Montserrat  1720 Pedro de Ribera

La creación de este templo, en San Bernardo 79, responde a una promesa sin cumplir hecha por Felipe IV a los monjes del monasterio benedictino de Montserrat en Cataluña. Siendo este Monasterio propiedad de benedictinos de Valladolid, ellos pasaron muchas vicisitudes por diferencias culturales entre Castilla y Cataluña. Los monjes se habían refugiado en Madrid, pero no se construyó  el templo hasta la época de Felipe V.


Ribera está encargado, una vez más, de la obra en 1720. El proyecto es de planta de cruz latina con una nave central y dos laterales. Partiendo de una base clásica, mezcla muchos estilos, haciendo del templo un conjunto absolutamente imposible de comparar con otro. Pero este proyecto no llegará a realizarse completamente La cúpula central en forma bulbosa no llegó a construirse ni tampoco una de las dos torres gemelas previstas.


 
Proyecto de Pedro de Ribera para Montserrat
Guía de arquitectura  1700-1800 Ramón Guerra de la Vega, arquitecto


La iglesia, aunque reducida a menos que lo proyectado queda muy bonita. Está hecha de piedra y ladrillo, con magníficas molduras. Tiene en la entrada un voladizo con dos ángeles que lo sostienen. Es monumento nacional desde 1914 y sigue a cargo de los benedictinos de Silos.



Iglesia de Nuestra Señora de Monserrat
 Calle san Bernardo 79
Foto Luís García Wikimedia Commons

Podemos apreciar que, a pesar de la falta de su segunda torre y de su cúpula, la iglesia no deja de ser bella y original.



Hospicio de San Fernando 1722 Pedro de Ribera



 
Museo Municipal, hoy Museo de Historia
Calle de Fuencarral, 78
Foto Memoria de Madrid


Este hospicio  de la calle de Fuencarral 78 es hoy el Museo de Historia y, hasta hace poco, fue Museo Municipal. El proyecto del edificio civil, encargado al arquitecto Pedro de Ribera, fue construido en un tiempo bastante corto. Era necesario para dar cobijo a muchos necesitados que andaban perdidos por la capital desde que la población se había multiplicado a gran velocidad desde el siglo XVII. Lo bonito de este edificio es que fue pensado para los pobres y fue edificado como un palacio de familia de la nobleza o de los benefactores que se unían a los religiosos para atenderles.

Tenía sus orígenes en una propiedad de la calle Santa Isabel y fue trasladado en 1674 a unas casas de la calle Alta de Fuencarral.  Cuando en 1721 se decidió una nueva construcción, se conservó la capilla del conjunto anterior donde luce un lienzo de Luca Giordano, San Fernando ante la Virgen.

Empezada la construcción en 1722, se pudo inaugurar en 1726. No se quedaban sin actividad los acogidos en el Hospicio, sino que trabajaban en varios talleres manuales. Esta experiencia tuvo tanto éxito que se repitió en otras partes y también el propio hospicio tuvo que ser ampliado a la muerte de Ribera para mayor capacidad y más talleres. 


Portada esculpida por Juan Ron
Dibujo de David Roberts


Este es el único edificio de aspecto palaciego, pero civil, que se levantó, durante el reinado de Felipe V, en medio de muchos palacios o iglesias para nobles de la Corte o para la Iglesia. El pueblo tomó tanto cariño a este edificio que, cuando el Ayuntamiento de Madrid lo iba a derribar por estado ruinoso, en 1919, la Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Sociedad de los Amigos del Arte lo hicieron declarar Edificio Histórico Artístico, salvándose así parte del Hospicio. En 1926 se hizo la Exposición del Antiguo Madrid. Después de una importante restauración, encargada al arquitecto Luís Bellido, en 1929 llegó a ser Biblioteca y Museo municipal.  A principios del siglo XXI una nueva restauración lo cambia en Museo de la Historia.

La portada es de estilo churrigueresco, como la del Cuartel del Conde Duque, pero más acentuado y fue esculpida por Juan Ron. Este estilo arquitectónico del barroco fue muy despreciado por algunos como Madoz. Es una mezcla de motivos de todo tipo desde lo popular, religioso, objetos diversos, hablando así al pueblo que lo miraba a modo de libro como miraban las esculturas de las catedrales medievales.


La Capilla del Hospicio es de José de Arroyo y tiene delante de si una fuente preciosa, la Fuente de la Fama. Esta fuente, aunque estuvo primero en Antón Martín y luego en el parque del Oeste, terminó instalada delante de una de las fachadas del Museo Municipal y es también obra de Pedro de Ribera.




La Fuente de la Fama
Foto de R.  Pando 




Iglesia de San Cayetano 1722 Pedro de Ribera y José Churriguera

Esta iglesia está situada en Embajadores, 15. Lo que vemos hoy de San Cayetano y San Millán es bastante moderno  porque, después de un gran incendio  de la iglesia en julio de 1936, no se conservó más que la fachada, gracias a la intervención de Chueca Goítía. Esta fachada barroca es lo que nos queda de la iglesia del siglo XVIII. Es de José Churriguera y la terminó Francisco de Moradillo. Es muy bella, mezclando la piedra fuerte con el fino ladrillo rosado.


 
Fachada de San Cayetano que nos queda del siglo XVIII
Foto de Juan Luís de Diego para dominio público
 
La historia de esta iglesia es antigua. Primero se construyó un  oratorio en este lugar a principios del siglo XVII y, más tarde, un convento para los teatinos bajo la advocación de San Cayetano de Thiene, presbítero italiano de Vicenza y fundador de la orden en el siglo XVI.  La obra estuvo  al principio en manos del arquitecto Marcos López en el siglo XVII. Más tarde, en 1722,  Pedro de Ribera y José Churriguera se encargaron de las obras tanto del convento de la iglesia y de la sacristía.  El primer proyecto de Ribera no fue ejecutado, pero el proyecto definitivo no tuvo nada que envidiarle. José Churriguera se encargó de la fachada de la iglesia y  Francisco de Moradillo la terminó en 1761.

 
 Proyecto original de Pedro de Ribera para la iglesia de San Cayetano
Guía de arquitectura 1700-1800 de Ramón Guerra de la Vega, arquitecto

 
 Alzado de San Cayetano tal como se construyó 
y planta de la iglesia con la cúpula central y cuatro cúpulas pequeñas en contrapunto
Guía de arquitectura 1700-1800 Ramón Guerra de la Vega 


Es una de las más bonitas iglesias de Madrid, desgraciadamente vista con poca perspectiva por lo estrecha que es la calle de Embajadores donde se encuentra. Tiene una planta de cruz griega con una cúpula central y cuatro capillas laterales con sus respectivas cúpulas. Conservándose solamente la fachada después del incendio, la iglesia fue reconstruida a partir de 1960. Desde el siglo XIX, al desaparecer la parroquia de san Millán, ésta se unió a la de san Cayetano.

Retablo mayor de la iglesia de San Cayetano
Foto de Zarateman para dominio público


Cúpula central de San Cayetano
Foto de Zarateman para dominio público




Iglesia de San José del Carmen descalzo 1730-1742 Pedro de Ribera

Esta iglesia goza de una magnífica perspectiva en la calle de Alcalá, 41. La retrató Antonio Joli con la calle de Alcalá.

Vista de la Calle de Alcalá con la iglesia de San Hermenegildo, hoy San José
Óleo de Antonio Joli 78 x 120 (año 1754)
Museo de Bellas Artes de la Academia de San Fernando
Foto Anne Barcat




Fachada de la iglesia de San José en Alcalá, 41
Foto de Luís García Wikimedia Commons



Magnífica cúpula de la capilla de santa Teresa de Jesús
Foto Anne Barcat 


Esta iglesia y su convento anexo fueron construidos a partir de 1730 según el proyecto de Pedro de Ribera para reemplazar el desaparecido convento de los carmelitas descalzos de San Hermenegildo.  Tiene una capilla en su parte oeste que, por si sola, constituye una pequeña iglesia en cruz griega, con cuatro ábsides y una magnífica cúpula: es la capilla de Santa Teresa. Curiosamente, cuando se hicieron las obras de la Gran Via, Juan Moya proyectó un edificio nuevo que no desentona en absoluto con la iglesia de estilo barroco.



Palacio de Miraflores 1730-1733 Pedro de Ribera

Este palacio de la Carrera de san Jerónimo, 19, se puede comparar con el palacio de Ugena de la Calle Huertas. Ribera sigue con su experiencia del barroco y tiene 50 años. Este palacio perteneció primero al I conde de Villapaterna. Fernando VII más tarde dio el título de Marqués de Miraflores al II conde de Villapaterna. Aunque se ha construido una planta más, el palacio conserva su fachada y está declarado Monumento histórico nacional.



Palacio de Miraflores
Foto Madrid Historico.com


Palacio del Santoña 1730-1734 Pedro de Ribera

Fue llamado primero "palacio de Goyeneche". Está situado en la esquina de la Calle Príncipe con Huertas, 13.  El   marqués de Ugena, Juan Francisco de Goyeneche, banquero, había adquirido una gran vivienda en este lugar. Su familia era amiga y defensora del criticado Churriguera. Éste arquitecto tan controvertido murió antes de que puedan pedirle un proyecto de su palacio que fue encargado a Pedro de Ribera. Más tarde después de la Guerra de Independencia, cuando murió la viuda de Goyeneche, fue alquilado y luego habitado por los descendientes de los Goyeneche, los condes de Saceda.


Finalmente, en 1874, el palacio fue adquirido por los duques de Santoña cambiando entonces de nombre. El duque, Juan Manuel de Manzanedo, hizo en el palacio una importante reforma a cargo del arquitecto Antonio Ruiz de Salce. Después de la muerte del duque, su hija de un primer matrimonio reclamó la herencia y, después de un largo pleito de años ganado por ella, la duquesa tuvo que abandonar el palacio. 

Éste pasará en 1912, gracias al embargo judicial, en manos del político José Canalejas y de su mujer que lo habitaron hasta su muerte. En 1933, un sobrino lo vendió a la Cámara de Comercio e Industria que sigue siendo su propietaria  y tiene en él su sede. Es uno de los palacios más bonitos de Madrid, aunque pasando delante de su puerta, nadie puede adivinar las maravillas que encierra en su interior.


 Palacio de Santoña, hoy sede de la Camara de Comercio e Industria
Calle Huertas esquina con Principe
Foto Anne Barcat


Palacio del marqués de Perales 1732 Pedro de Ribera


He aquí otro palacio del mismo estilo que los de Miraflores y Santoña. Está en la calle Magdalena, 10. La aristocracia deseaba invertir su dinero en grandes viviendas palaciegas con sus escudos heráldicos en las fachadas. Observamos que, como en el palacio de Santoña, el ancho balcón de hierro forjado divide la portada en su conjunto. Ribera daba satisfacción a todos, manteniéndose en su línea barroca.

Palacio del marqués de Perales, hoy filmoteca nacional
Calle Magdalena, 10
Foto de Carlos Viñas en Flickr


Aquí hemos visto hasta que punto este gran arquitecto llamado Pedro de Ribera, discípulo de José Churriguera, y sucesor de Ardemans, ha transformado la Villa de Madrid, tanto construyendo ermitas, iglesias, palacios y el puente de Toledo. No es fácil comprender como pudo trabajar en tantos proyectos a la vez. Los años 30 del siglo XVIII fueron enormemente fructíferos en edificios.


El Palacio Real 1735 Filippo Juvara 1738-1764 Giovanni Sachetti

Como ya sabemos, a las doce y cuarto de la nochebuena de 1734,  el Real Alcázar de los Austrías empezó a arder, perdiéndose en este incendio cantidad de obras de arte de inmenso valor y dejando la residencia real reducida en un montón de cenizas. Todo esto a pesar de grandes esfuerzos de muchos para salvar más de 2.000 pinturas, unas de la cuales hoy todavía podemos ver en el Museo del Prado.

Felipe V, con su gusto francés, no deseaba hacer reconstruir un palacio parecido al anterior. Su idea de renovación era ambiciosa y no reparó en gastos. Hubo varias propuestas por parte de los arquitectos, incluyendo una que lo apartase del lugar ocupado por el Alcázar. Pero el rey quiso hacer en  el mismo sitio un palacio con plantas múltiples en el subsuelo, aprovechando el gran desnivel existente hacia el Manzanares.

El arquitecto que lanzó el primer proyecto, fuera del emplazamiento del desaparecido alcázar, fue Filippo Juvara, abate italiano que había trabajado con Fontana, heredero de la tradición arquitectónica de Bernini. Juvara era arquitecto famoso en esta época. Pero al año de llegar a Madrid y de empezar su trabajo, murió en pocos días inesperadamente. Le sustituyó su discípulo Sachetti  a petición suya, sabiendo que era muy brillante en este momento de su carrera. Éste atendió al deseo del rey de asentar el palacio en el mismo lugar que el antiguo y el proyecto fue muy ambicioso, aunque con sólo un patio central y una gran escalera en lugar de dos. Esta escalera principal tiene 72 peldaños y será realizada en 1775 por Sabatini.


 Planta del Palacio Real según el proyecto de Sachetti
Guía de arquitectura 1700-1800 Ramón Guerra de la Vega


La capilla, posiblemente diseñada por Ventura Rodríguez que trabajó en las obras junto a Sachetti, no es muy grande  aunque muy bella, y está apartada de la zona principal. La gran particularidad del nuevo palacio es que tiene varios sótanos que aprovecharon la vertiente hasta el Manzanares y cuya fachada da al  campo del moro en el oeste.   En el primer sótano están las cocinas.


El Palacio real hoy:

Fachada oeste del Palacio real vista desde el Campo del Moro
Foto Wikimedia Commons


Fachada norte y Jardines llamados de Sabatini. Vista de la cúpula de la capilla.
Foto Anne Barcat




Veranos de la Villa en los Jardines de Sabatini Agosto 2007
Foto Anne Barcat


El Palacio real desde la calle de Bailén
Foto Anne Barcat


Patio de Armas al sur del Palacio
Foto Anne Barcat


Vista del Palacio Real desde los balcones de la Almudena
Foto Anne Barcat


Las ventanas del Palacio dominando el barranco del cerro
Foto Anne Barcat


Para saber más sobre el Palacio real, ver este enlace:



La basílica de San Miguel (1739-1746) Giacomo Bonavia 


Basílica San Miguel Calle de san Justo, 4
Foto Bernard Gagnon Wikimedia Commons

En su lugar en la edad media existía una parroquia dedicada a los santos Justo y Pastor, originarios de Alcalá de Henares, que habían sido martirizados por los romanos. En 1738, se decidió derribar esta vieja iglesia para construir otra y Giacomo Bonavia fue encargado de los proyectos de esta obra cuyo promotor fue el arzobispo de Toledo.

Bonavia era arquitecto y pintor. Venía de Piacenza y es la época del gran apógeo de la arquitectura italiana en España, bajo la influencia de Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V. Se dedicó hasta 1743 a la construcción de esta iglesia, para luego empezar a trabajar en el palacio de Aranjuez. A partir de 1743, la obra ya muy avanzada fue puesta a cargo de Virgilio Rabaglio que la terminó en 1746. La iglesia tiene una fachada convexa muy característica y su estructura está formada por arcos en aspa entre cuyas bóvedas se levantan la cúpula de la nave y la del crucero.  


 
Guía de arquitectura 1700-1800 Ramón Guerra de la Vega

  

 Curiosa foto de Marcos Quiroga hecha desde las calles cercanas a la basílica



 La fachada convexa de la Basílica San Miguel ante la reconstrucción de la Casa de Iván de Vargas
Foto Marcos Quiroga

Hoy la basílica es propiedad del Opus Dei  que la reformó suprimiendo capillas y disminuyendo su decoración. Sin embargo, conserva frescos de los hermanos González Velázquez. Esta iglesia está encerrada entre pequeñas calles y al pasar no se da uno cuenta de la envergadura de su arquitectura.

Anne Barcat

martes, 16 de marzo de 2010

Durante el reinado de Carlos II, algunos cambios en el paisaje urbano matritense


 
Carlos II de España en el Salón de los espejos del Real Alcázar de Madrid
por Juan Carreño de Miranda 1675 Museo del Prado


La época de Carlos II 

En Madrid, parece que poco hizo Carlos II para mejorar la capital (mejor dicho, Carlos II y los que reinaban efectivamente en su lugar). Este último Austria en España es un personaje enfermizo y profundamente desgraciado, constantemente presionado por su madre y políticos intrigantes, lo que le provocaba una gran indecisión. Sin embargo, no fue el peor rey que tuvo España como algunos creen. Su mayor tormento ha sido no tener descendencia. Bajo su reinado, hay que mencionar en Madrid unas cuantas obras:

La Casa de la Panadería, construida por Diego Sillero, una vez más se había quemado el 2 de agosto de 1672.  Fue reconstruida por Tomás Román. Los pintores Claudio Coello y José Jiménez Donoso se encargaron de la decoración interior y de los frescos de la fachada.

Inscripción en la Casa de la Panadería 1674


Inscripción de la placa puesta en la fachada de la Casa de la Panadería

“Reinando Don Carlos II y gobernando la Reina Doña Mariana de Austria su madre y tutora, habiéndose quemado esta Real Casa de la Panadería el día dos de agosto de 1672, se reedificó desde los cimientos mejorada en fábrica y traza siendo Presidente de Castilla Pedro Nuñez de Guzmán Conde de Villaumbrosa y Castronuevo y superintendente de la obra Don Lorenzo Santos de San Pedro del Consejo Real de Castilla, caballero de la Orden de Santiago, y Corregidor de esta villa Don Baltasar de Rivadeneira y Cuñiga Marques de la Vega del Consejo de hacienda y caballero de la misma orden y Regidores Comisarios Don Gerónimo Dalmao y Casanaey y Rafael San Guineto Don Tomás de Álava y Arigón y Don Andrés Martínez Navarite caballeros del mismo Orden y Caballería de Santiago. Acabose en diecisiete meses. Año de 1674.”



El escudo de Felipe III y Carlos II de Austria con el Toisón de Oro en la Casa de la Panadería
Preciosa foto de Joao Carvalho 23 de abril 2006 Wikimedia

Los frescos de la fachada quedaron en tan mal estado en los siglos posteriores que fueron restaurados por el pintor Carlos Franco en 1992.

Exposición de Alatriste en la Casa de la Panadería Plaza Mayor Septiembre 2006




Bajo el reinado de Carlos II, hay que apuntar otra obra: El Arco de la Armería.

Arco de la Armería 
Antiguo grabado (Madrid Histórico)

“La antigua armería estuvo emplazada en el complejo de las Reales Caballerizas del Alcázar de los Austrias, que construyó el maestro de obras Gaspar de Vega entre 1556 y 1564, a instancias del rey Felipe II. Cuando concluyeron las obras, el rey mandó trasladar la Armería al ala de las Caballerizas que estaba frente a la fachada principal del Alcázar. Hasta ese momento, la Armería había estado en Valladolid.
El nuevo emplazamiento estaba estructurado en torno a un salón de planta rectangular de 63 metros de largo por 10 de ancho, y compuesto de planta baja y piso principal. Coronaba el edificio una cornisa de piedra sobre la que se levantaba la armadura del tejado y la cubierta de pizarra. El elemento más característico de su estructura era el llamado "Arco de la Armería” que comunicaba el Alcázar con el exterior, y fue construido durante la privanza de Valenzuela, reinando Carlos II de Austria.” (Madrid Histórico)

Las Caballerizas Reales de Felipe II construidas por Gaspar de Vega así como el Arco de la Armería de Carlos II que comunicaba tanto la Armería como sus caballerizas con el exterior sur del Real Alcázar,  no se quemaron con el incendio de 1734 y  siguieron existiendo hasta finales del siglo XIX junto a la Nueva Regalada de Sabatini que se construyó en la fachada norte del Palacio.  La Armería sufrió un incendió en 1884. Tanto ella como su Arco y las antiguas Caballerizas reales se derribaron a partir de 1892 junto a otros edificios cercanos cuando se hizo el cerramiento de la Plaza  y se empezó a construir la cripta de la Almudena en  este lugar. Así mismo la Regalada sería derribada en época de la IIª República dejando espacio para jardines que llevan el nombre del arquitecto que la había construido. Todo esto lo veremos en detalle más tarde.

 Vista de la Armería Real con su Arco en 1884 David (Urbanity.es)
 

Vista de parte del Palacio Real desde la Cuesta de la Vega por Fernando Brambila (1763-1832) 
Litografía y grabado de Pic de Leopold
Colección del Ministerio de Hacienda

"Con la técnica minuciosa que le caracteriza, Brambila muestra la gran mole del palacio madrileño desde el ángulo S. O., apreciándose la mitad de la fachada de la plaza de la Armería y el lienzo occidental con los jardines del Campo del Moro. A la derecha y dentro de la cerca de mampostería y ladrillo que circunvalaba la Villa, se aprecia el desaparecido edificio de la Real Armería, incendiado en 1884, y las Caballerizas, en cuyo emplazamiento se alza hoy el templo de la Almudena. En el lado izquierdo se advierte la silueta de la Puerta de San Vicente y, algo más atrás, un pequeño templo que será la ermita de San Antonio de la Florida. Por detrás del Palacio asoma parte del también desaparecido Cuartel de la Montaña del Príncipe Pío. " (Ministerio de Hacienda)


Otras mejoras en Madrid

"Se acabó la Casa de la Villa, se engrandeció la posesión de la Florida (...) y Lucas Jordán pintó los trabajos de Hércules en la parte superior de las paredes del Casón (pinturas perdidas el pasado siglo) y la cúpula con la alegoría del Toisón de oro, que aún se conserva en el mismo edificio. (...) Paulatinamente, la Regalía de Aposento se aplicó con menos intensidad, lo que permitió que muchas "casas a la malicia" fueran mejoradas sin tener por ello que meter huéspedes de la corte. Otras, que tenían huéspedes, los sustituyeron por el pago de una cantidad de dinero. Todo ello ayudó a que la construcción mejorara." Pedro Montoliú Camps Madrid, Villa y Corte. Historia de una ciudad. 1996
 

Iglesias y conventos  

Aparte de esto, en Madrid se construyeron algunos conventos e iglesias como San Pascual

La historia del convento e iglesia de San Pascual
En Madrid, Villa y Corte: calles y plazas (2002), Pedro Montoliú cuenta  que el duque de Medina de Rioseco fundó este convento en 1683 en sus propiedades de Recoletos, cerca de Cibeles, para monjas franciscanas descalzas. La iglesia, que había sido el antiguo teatro del palacio del duque, conservaba obras de gran valor de Van Dyck, Leonardo Da Vinci, Veronés o Tiziano. Cuando sobrevino la supresión de muchos conventos de órdenes regulares con la desamortización del siglo XIX, las monjas se refugiaron en el convento de las Descalzas y San Pascual se transformó en almacén de madera; pero en 1852 el duque de Medina de Rioseco y duque de Osuna, descendiente del fundador, reclamó el convento como propiedad suya para que puedan regresar las monjas y así lo hicieron. Más tarde, al hacerse las obras del Paseo de Recoletos, las monjas tuvieron que marcharse de nuevo en 1861 y el convento fue  expropiado y derribado. A finales del siglo XIX, la iglesia y el convento bajo la advocación de la Inmaculada y de San Pascual fueron reconstruidos con planos de Juan Urquijo en Recoletos nº11 y hoy se conservan, aunque nada tienen que ver con los del pasado. Este conjunto es poco visitado en Madrid.

 Iglesia-convento de san Pascual en Recoletos nº 11 (Madrid Histórico)

Anne Barcat


sábado, 2 de enero de 2010

El crecimiento urbanístico de Madrid bajo el reinado de Felipe IV


 

Retrato ecuestre de Felipe IV por Velázquez (Museo del Prado)


La Villa de Madrid, bajo el reinado de Felipe IV y el gobierno de su valido el Conde Duque de Olivares, está en el apogeo del esplendor cortesano.
Para los ciudadanos, cada vez más numerosos, esta época  no va a mejorar su condición, aunque favorecerá el paisaje urbano con hermosos edificios. Pero todo será para el Rey y la corte que le mendiga  favores constantemente.


El Palacio del Buen Retiro
A pesar de existir ya un gran Alcázar, el Conde Duque tiene la idea de ampliar los dominios reales en el Prado de San Jerónimo. En el monasterio, los reyes ya tenían su Cuarto Real y Felipe III había adornado anteriormente la zona con jardines y fuentes. Todo esto se va a ampliar enormemente para hacer lo que será el Palacio del Real sitio del Buen Retiro. Éste se inaugurará en 1623. Se trataba de hacer un suntuoso lugar de recreo que llamase la atención a todos, incluso en el extranjero. Los arquitectos del Real Sitio serán Alonso Carbonell, Cristóbal Aguilera y Juan Bautista Crescenzi.


El Real sitio del Buen Retiro J. Leonardo (1636-1637)

(Grabado de Juan Álvarez de Colmenar, principios del siglo XVIII)

De todas partes, vinieron pintores a la Corte, como Velázquez y Cano desde el taller de Pacheco en  Sevilla, Rubens desde Flandes.

Sevilla, antes de esta época, tenía mayor protagonismo artístico que Madrid, protagonismo muy merecido, y empezó a perderlo progresivamente porque Madrid atraía como un imán a todos los artistas, incluso extranjeros, y el rey compraba y coleccionaba las obras de arte. Se manifestaron literatos de gran ingenio, como Lope de Vega, Cervantes, Quevedo, Gongora. Todos veían su futuro y éxito atado a la capital. 

También la Torre de la Parada, lugar de descanso para la caza desde el reinado de Felipe II en los bosques del Pardo, se decoró con pinturas de gran valor como obras de Velázquez o Rubens.


Torre de la Parada por Felix Castelló hacia 1640 (Museo municipal de Madrid)


La Cerca de Felipe IV
Madrid en 1625 tenía ya unos 80.000 habitantes. El rey pidió a Gómez de Mora construir una nueva cerca (o tapia de piedra y ladrillo de estilo mudéjar), con puertas y portillos: Fue la cerca de Felipe IV cuyas pocas ruinas se encuentran todavía hoy. Esta cerca no tenía funciones defensivas, sino solamente fiscales, para obligar a que las entradas a la Villa se hicieran por las puertas donde se cobraba el portazgo. Entorpeció la extensión de la ciudad y los madrileños cada vez más numerosos tuvieron que construir edificios más altos por falta de espacio, aunque durante siglos la mayor parte de las casas no pasaba de cuatro plantas.

Siguiendo los datos que aporta Isabel Gea Ortigas, en su Diccionario Enciclopédico de Madrid y siguiendo su estudio en Guía del plano de Texeira (1656), la cerca tenía  cinco puertas reales por donde pasaban las mercancías y se pagaban los impuestos: la de Segovia,  de Toledo, de Atocha (llamada de Vallecas por Texeira y sin dibujar en su plano), de Alcalá y de Bilbao (ésta aparece con el nombre de Pozos de la Nieve en el plano de Texeira). A lo largo de los años, la cerca llegó a tener catorce portillos o puertas que eran  pasos de menor importancia: San Bernardino (posteriormente llamada de S. Joaquim por Texeira), Conde Duque (o Conde a secas en el plano de Texeira), Fuencarral, Maravillas, Santa Bárbara, Recoletos, Campanilla, Valencia (o Lavapiés, que Texeira señala con la palabra "Lavapiog" sin dibujar su portillo), Embajadores,  Campillo del Mundo Nuevo,  Gilimón,  Las Vistillas, la antigua Puerta de la Vega y la de San Vicente (que tampoco señala Texeira porque, en aquella época, no existía como tal, era una puerta del Puente del Parque, abajo del camino del Río). 

En el siglo XIX, Amador de los Ríos, historiador y arqueólogo,  coautor de la obra Historia de la Villa y Corte de Madrid, seguirá señalando estas puertas y portillos, excepto Maravillas, Campillo del Mundo Nuevo y Las Vistillas.


Plano de los antiguos recintos de Madrid (Amador de los Ríos y Juan de Dios de la Rada)



 Para hacernos una idea del recorrido de la cerca, la seguiremos a lo largo de las calles del plano actual de Madrid:

Arrancaba desde la zona norte de Argüelles,  iba hacia el este, siguiendo más o menos los bulevares (Alberto Aguilera, Carranza, Sagasta, Genova),  hacia el arroyo de la Fuente Castellana y Recoletos en Colón, continuaba por Jorge Juan, bajando hacia el sur por Serrano (hoy se han encontrado restos de ella al hacer un aparcamiento en esta calle),  volvía de nuevo hacia el nordeste por Alcalá, otra vez iba hacia el sur por Menéndez Pelayo, rodeando así el Buen Retiro. Al final de Menéndez Pelayo, giraba hacia el oeste por Ciudad de Barcelona hasta Atocha, por la Ronda de Atocha hasta la Glorieta de Embajadores,  la Ronda de Toledo, la Puerta de Toledo y la Ronda de Segovia, subía de nuevo hacia el norte al nivel de San Francisco el Grande, rodeando la Cornisa y las Vistillas y, después de algunos giros más, iba hacia el este en la Cuesta de la Vega, subiendo de nuevo hacia el norte por Virgen del Puerto, la Cuesta san Vicente, Ferraz y Princesa hasta Argüelles.

Los únicos restos de la cerca que quedan visibles son los de la Ronda de Segovia y los del parque de la Cornisa;  estos últimos  están amenazados de desaparición por la futura urbanización de la zona. Como hemos dicho, en las obras de Serrano, se encontraron otros restos antes del verano 2009.

Cerca de Felipe IV Ronda de Segovia (Imagen Wikimedia Commons)


A los que desean ver el diseño de estas puertas y portillos,  recomiendo leer el magnífico artículo escrito por Ricardo Márquez en el blog Historias Matritenses :


El paisaje urbano

Veamos como evolucionó el paisaje urbano de esta época.  La decadencia del imperio empezaba ya, para culminar bajo el reinado de Carlos II. Llegó la población a sentirse cada día más confinada y, en contrapartida, muchos madrileños abandonaron la ciudad y volvieron al campo, por culpa de la pobreza y falta de espacio. Los ciudadanos trabajadores disminuyeron, los ociosos y pedigüeños nobles aumentaron.
Los cortesanos despilfarraban para ostentación, pero no producían. Sin embargo, fue la ocasión para los arquitectos, como Juan Gómez de Mora, de revelar su arte. Este gran arquitecto del principio del estilo barroco en España ha marcado el siglo XVII.


Edificios civiles, palacios y edificios religiosos

Se construyen residencias aristocráticas magníficas, edificios civiles, hospitales y, cómo no, nuevos conventos, iglesias y ermitas. El estilo característico de esta época es el prebarroco, que evoluciona desde la seriedad del estilo herreriano y el manierismo así como el barroco que florecerá completamente en el siglo XVIII.

En Madrid, bellos edificios se añaden a los pocos que se construyeron ya en época de Felipe III, como fue el Palacio del duque de Lerma que pasó a ser propiedad del duque de Medinaceli, luego del conde de Casal en el lugar donde se construyó el Hotel Palace a principios del siglo XX. Hoy  todavía conservamos muchos de estos nuevos edificios del reinado de Felipe IV: El palacio de Abrantes (hoy Instituto italiano), de Uceda (ahora  Consejo de Estado y Capitanía general), la Cárcel de la Corte (convertida más tarde en Palacio de Santa Cruz, hoy Ministerio de Asuntos exteriores), el Salón de Reinos del Retiro (hasta hace poco Museo del Ejército y próximo museo reservado a Velázquez), el Casón del Buen Retiro (hoy Centro de estudios del Museo del Prado), la Casa de la Villa que no se terminó hasta 1695 y fue durante siglos el Ayuntamiento y ya dejó de serlo. Todos estos edificios perduran en el siglo XXI.

Anotaré los siguientes edificios que se construyeron bajo el reinado de Felipe IV con sus correspondientes arquitectos:


La Cárcel de la Corte: Proyecto de Gómez de Mora con portada de Herrera Barnuevo.  Se empezó su construcción en 1629 con Cristóbal de Aguilera, Bartolomé Díaz y Juan del Río.  Se terminó en 1643, siendo ya utilizada antes de finalizar las obras.


Cárcel de la corte, luego Palacio de Santa Cruz y Ministerio de Asuntos Exteriores
 (imagen Wikimedia Commons)

La Casa de la Villa: “Sesenta y cinco años (de 1630 a 1695) se emplearon en la construcción de esta casa de la Villa, habiendo intervenido, desde el proyecto inicial hasta la última piedra, 14 ilustres arquitectos: Gómez de Mora, Pedro Pedrosa, Cristóbal de Aguilera, Alonso Carbonell, José de Villarroel, el Hermano Bautista, Fray Francisco de San José, Bartolomé Hurtado, Marcos López, José del Olmo, Teodoro Ardemáns, Miguel Arredondo, José Gassen y Andrés Hurtado.” (Santiago Amón. El corazón de la Villa y Corte)

Casa de la Villa de Madrid (imagen Wikimedia Commons)

El Palacio de Abrantes: construido entre 1653 y 1655 por el arquitecto Juan Maza para Don Juan de Valencia el Infante, pasando luego a Antonio de Valdés y Ossorio y a otros sucesivamente.

Palacio de Abrantes Madrid (imagen Wikimedia Commons)

El Palacio de Uceda: Ya lo vimos en la entrada anterior. Empezado en 1611 por Francisco de Mora en época de Felipe III, su construcción fue reemprendida en 1625 por Alonso Turrillo y Pedro de Pedrosa  con la ayuda de Juan Gómez de Mora, sobrino de Francisco.

La iglesia de San Antonio  de los Portugueses, luego de los Alemanes: fue construida por Alberto Seseña en 1633 y la fachada  es de Gómez de Mora. Tiene una decoración con frescos de Giordano y su cúpula pintada por Francisco Ricci y Juan Carreño de Miranda con efectos arquitecturales es de una extraordinaria belleza.

San Antonio de los Alemanes (foto Urbanity.es)

Cúpula de San Antonio de los Alemanes (foto Urbanity.es) 


La iglesia del Colegio Imperial de los Jesuitas: se empezó a construir en 1640. Ya en 1622, cuando se empezó a reconstruir el colegio imperial del siglo XVI, el jesuita Pedro Sánchez había hecho el proyecto de la iglesia. Ésta se empezó a construir en 1640 con Francisco Bautista, jesuita y con Melchor de Bueras, arquitecto real. Después de la expulsión de los jesuitas en el siglo XVIII, esta iglesia que pertenecía antes a los bienes temporales de la Compañía de Jesús se convirtió en Colegiata.

 Interior de la Colegiata de san Isidro (imagen Wikimedia Commons)

La cúpula (imagen Wikimedia Commons)

Exterior de la colegiata de san Isidro (imagen Wikimedia Commons)

El convento de Don Juan de Alarcón, de las mercenarias descalzas, había sido fundado en 1609 por el sacerdote que le dio su nombre, siendo éste el albacea de María de Miranda, viuda del señor de Montalvo, que le encargó dicha fundación. El convento se terminó en 1656 así como su iglesia con planta de cuz latina.  Escribe Elías Tormo en su obra Las iglesias del antiguo Madrid: "De la historia de este templo se desconoce el arquitecto y todo otro dato y fecha que el por muchas fuentes comprobado de su terminación en 1656, a costa de la familia de los Cortizos, sospechadísimos de ser de raza judía y entonces muy protegidos del gobierno de Luís de Haro. Los bellos herrajes anónimos de las puertas también son de dicha fecha."

La Inmaculada de Juan de Toledo en la Iglesia del convento de don Juan de Alarcón
(imagen Wikimedia Commons)

Convento e iglesia Don Juan de Alarcón (imagen Madrid Histórico.com)

El convento de las Góngoras: Las numerosas terciarias mercedarias descalzas, después de una gran inundación en su beaterío de la zona de Barquillo por la crecida de 1661, se habían refugiado en una casa de alquiler donde no cabían y el rey quiso hacer una fundación para ellas en agradecimiento del nacimiento de su hijo Carlos. Felipe IV encargó a Juan Jiménez de Góngora, ministro del Consejo de Castilla y caballero de la orden de Alcántara, como representante suyo, la fundación de un convento  sobre los huertos del duque de Frías. El proyecto fue puesto en manos del padre agustino Fray Manuel de San Juan Bautista y Villarreal, arquitectoLa fundación se firmó en 1663, empezando la construcción con el maestro de obras Juan Barbero. Según se cree, Barbero ejecutó el proyecto hasta el cese y la muerte de Góngora  que paralizaron las obras en julio de 1664, sin reanudarse hasta el reinado de Carlos II. El Ayuntamiento de Madrid, en 1961, puso en la calle donde se encuentra el convento una placa en recuerdo del escritor Luís de Góngora y Argote que nada tiene que ver con el fundador. (datos de María Teresa Ruíz Barrera y Elías Tormo)


Nuestra Señora de la Concepción o las Góngoras
(imagen arteHistoria) 

Se terminó la reconstrucción del convento y de la iglesia del Carmen empezada en época de Felipe III: Primero se fundó el convento en 1573, durante el reinado de Felipe II, sobre el solar de una antigua mancebía.  Su construcción duró apenas dos años para alojar a los carmelitas calzados y se inauguró en 1575. Más tarde en época de Felipe III y de Felipe IV, sería reconstruido con su iglesia a partir de 1611 hasta 1638 con Miguel de Soria y desde 1631 hasta 1649 con Mateo de Cortray. El convento del Carmen desapareció con la desamortización, pero la iglesia subsiste hoy.
"Destacaba sobre todo su iglesia, todavía hoy en pie, y que según Álvarez y Baena fue una de las más grandes que tuvo Madrid. Constaba de una planta de cruz latina, de una sola nave y con capillas a los lados. Resultaba muy interesante la capilla mayor, en donde estaba el sepulcro de Fray Ambrosio Vallejo, Obispo de Popayán y Trujillo de Indias, quien tomó el patronato de la capilla en 1635, pasando tras su muerte al Consejo de Indias." (Fuente: Madrid historico.com)

En 1625, el arquitecto Miguel de Soria acabó el convento de las Carboneras del Corpus Christi cuya construcción había empezado en 1615 durante el reinado anterior.

El gran incendio de la Plaza Mayor del 7 de julio de 1631 había destruido como lo vimos la mayor parte de las casas. Al reconstruirlas, parece ser que se edificó la Casa de la Carnicería frente a la de la Panadería con un estilo parecido, pero no se tiene datos seguros de su arquitecto.




Reforma de la fachada meridional del Alcázar

Durante el reinado de Felipe III, comenzó una nueva ampliación de cuyo proyecto se encargó en 1609 Francisco de Mora, siendo continuado tras su muerte por Juan Gómez de Mora. Esta nueva ampliación consistía fundamentalmente en realizar una nueva fachada principal para adecuarla al estilo dominante, el herreriano o escurialense, además de la construcción de una nueva torre llamada "de la Reina", en el flanco oriental. También se reformaron y ampliaron las estancias interiores. Las obras se prolongaron durante la época de Felipe IV hasta el reinado de Carlos II.


La zona del Plano de Ardemans de 1705, que hemos coloreado en rojo, corresponde a reformas de la época de Felipe III, llevadas a cabo durante el reinado de Felipe IV


Conclusión

El reinado de Felipe IV destaca en la arquitectura donde aparece el barroco que, más tarde, se desarrollará en su segunda etapa. Por lo cual, Madrid se enriquecerá en su paisaje urbano, mucho más que durante los reinados anteriores de los Austrias. Varios artistas habían viajado a Roma en ocasión del Jubileo de 1600 y volvieron a España con nuevas ideas que se verán reflejadas más tarde durante el siglo XVII,  particularmente con Felipe IV,  en todas las Bellas Artes. Durante este reinado, el imperio se disgrega rápidamente y nadie parece preocuparse por ello. Se acerca el final de los Austrias.

Anne Barcat