En su libro El futuro Madrid, Fernández de los Ríos que no perdonaba prácticamente nada a los reyes de España, tanto a los Austrías como a los Borbones, hace una excepción y escribe:
Carlos III " hizo más por la capital que sus siete antecesores, desde que Felipe II se fijó en Madrid." Aparte de que sólo cuento seis antecesores en el trono desde Felipe II, conviene reconocer que en época de Felipe V y de Fernando VI, se hicieron planes y proyectos de un importante cambio urbanístico.
Los que prepararon mejoras y obras en la Villa de Madrid antes de la llegada de Carlos III al trono de España.
Unos arquitectos trabajaron para la Villa de Madrid antes de la época de Carlos III y tuvieron una gran influencia en las obras o mejoras que luego se harían durante el reinado de este último:
- Teodoro Ardemans (1661-1726) en 1691 proyectó el ensanchamiento del camino de Alcalá y, en 1719, escribió ordenanzas para el bienestar de los madrileños y el saneamiento de la ciudad.
Otros arquitectos hicieron proyectos en época de Fernando VI y continuaron trabajando con Carlos III:
- Ventura Rodriguez (1717-1785), a petición del marqués de la Ensenada, presentó proyectos y maquetas para la Real Casa de Correos, con grandes reformas de la Puerta del Sol, y proyectó el Hospital General de Atocha, siendo sustituido por otros arquitectos para su realización, aunque sí pudo realizar otras obras para la urbanización de la Villa. Pero en particular, trabajó como ayudante de Juvarra y de Sacchetti para los proyectos de construcción del Palacio Real nuevo que estaba casi completa cuando en 1760 pasó a manos de Sabatini que la terminó en 1764.
- José de Hermosilla y Sandoval (1715-1776) ya había proyectado un eje Recoletos-Atocha con el futuro Salón del Prado y siguió trabajando en ello durante el reinado de Carlos III. También empezó a hacer los cimientos del Hospital General de Atocha y la obra que se elevó hasta el techo principal será traspasada a Francesco Sabatini que tampoco, antes de morir, la pudo terminar por problemas económicos.
Retrato que ilustra la obra de Beatriz Blasco Esquivia, estudio del facsimil de Gobierno Político de las Fabricas de Ardemans. La autora señaló que, hoy, se pone en duda que sea la copia de un auténtico autorretrato
Ordenanzas de Ardemans para el Gobierno político de las fabricas
Proyecto de José de Hermosilla y Sandoval para los paseos del Prado, Recoletos y Atocha de Madrid (1767)
Documento de la Biblioteca Nacional de España
Saneamiento, acantarillados, empedrado y alumbramiento
Carlos III se quedó horrorizado cuando llegó desde Italia a la Villa por el estado de suciedad y mal olor de sus calles, llenas de aguas fecales y en las cuales no se podía deambular sin temer recibir el contenido de orinales o palanganas de desperdicios al grito de ¡Agua va! No es de extrañar, ya que en Francia hasta el siglo XX, en los barrios populares se conocía este grito de ¡Gare à l'eau! y en Edimburgo gritaban Gardy loo! expresión derivada del francés. Ardemans ya había publicado ordenanzas sobre aguas residuales de las viviendas, pero sin desarrollar suficientemente las exigencias. Durante años, Carlos III no se resignaba a vivir en la Corte, prefería residir por temporadas en San Lorenzo del Escorial, Aranjuez o El Pardo, lo cual le impulsó a tomar acción a través de hombres capaces de hacer las reformas convenientes, como José de Hermosilla y Francesco Sabatini.
"La consideración del Paseo del Prado como marco urbano de la ciudad de Madrid no se dio hasta el reinado de Carlos III, momento en el que se inició la transformación de la zona y su acondicionamiento como una de las principales vías de la capital. Bajo este reinado se puso en práctica el proyecto del ingeniero José Hermosilla para nivelar el terreno del Prado en sus tres partes, llamadas de San Fermín, San Jerónimo y de Atocha, con este proyecto se construyó una mina subterránea para un gran colector que encauzará las aguas del arroyo, desde la puerta de Recoletos en la zona de la actual plaza de Colón hasta la de Atocha, obra que se complementó con la construcción de un colector en Atocha, todo lo cual permitió terraplenar y allanar el terreno del Prado."
Anexo 08 Estudio arqueológico informativo de las obras de nuevos aparcamientos subterráneos en la Plaza de la Lealtad
Cuando Carlos III llegó a la ciudad encontró multitud de deficiencias: Madrid era una población grande en la que algunos edificios singulares hacían resaltar aún más la pobreza y fealdad de la mayor parte del caserío. Tenía la merecida fama de ser la ciudad más sucia y pestilente de Europa. Si de día no era agradable pasear por las calles, de noche era temerario, sin más alumbrado que la mortecina luz de algún retablo o imagen piadosa. Faltaba un control de la población y el traje popular con sus grandes sombreros y amplias capas dificultaban cualquier identificación. Para realizar sus planes de urbanización de la Corte, Carlos III hizo venir de Nápoles a Francisco Sabatini, y con gran celeridad redactó un programa de reformas urgentes (Instrucción para el nuevo empedrado y limpieza de las calles de Madrid, 1761), entre las que se encontraban la construcción de un pozo séptico en cada casa (que se limpiaban de noche y sus desechos eran sacados en unos carros cerrados, que el pueblo bautizó irónicamente como las Chocolateras de Sabatini), construcción de canalones para las aguas de lluvia y de conducciones interiores para las aguas sucias. Las basuras se trasladan fuera del casco urbano y se depositan en parajes determinados en lugar de arrojarlas a la vía pública. Se construirían aceras con cargo a los propietarios; se prohibía que deambularan por la calle cerdos y otros animales.
El alumbrado nocturno había sido objeto de otras disposiciones en los reinados anteriores, pero muy mal cumplidas. En 1765 se dictó una nueva, que sustituía la obligación de los dueños de casas de tener encendidas lámparas de aceite por la de contribuir con 64 reales anuales por finca, con cuyo producto la municipalidad costearía más de dos mil faroles públicos desde el 15 de octubre al 14 de abril. Estas reformas, aunque necesarias, no fueron del agrado de todos, porque se autorizó a los dueños de casas a repercutir las mejoras de limpieza y alumbrado en el precio de los alquileres.
Carlos III Rey Alcalde de Madrid Biblioteca Regional de madrid Joaquín Leguina (Exposición de Marzo a Julio 2010)
Diccionario de Madoz
Se instauraron los Alcaldes de Cuartel y los Alcaldes de Barrio.
En octubre de 1768, a propuesta de Aranda, el rey Carlos III aprueba una Real Cédula por la que "se divide la población en ocho cuarteles, sellando un Alcalde de Casa y Corte y ocho Alcaldes de Barrio para cada uno". Cada uno de estos alcaldes de cuartel, ayudado por dos porteros, cuatro alguaciles y los ocho alcaldes de barrio de su demarcación serían "responsables de su tranquilidad y de perseguir los delitos que se cometan en él". Debían ser "vecinos honrados" del propio barrio y el método de elección era el mismo que el de los diputados y síndicos personeros. Cada mes de diciembre se celebraría la elección, presidida por el alcalde de cuartel, y el elegido juraba su cargo, de un año de vigencia, el 1 de enero. Sus atribuciones eran amplísimas: matricular a todos los vecinos y a los foráneos que llegasen al barrio; cuidar de la limpieza de calles y fuentes, ocuparse del buen estado del alumbrado, vigilar las posadas, mesones, tabernas y figones, supervisar los pesos y medidas de las tiendas de comestibles, "atenderán la quietud y el orden público, y tendrán jurisdicción pedánea para hacer sumarias en casos prontos, dando cuenta al Alcalde de Cuartel", recoger a los pobres y pordioseros para llevarlos al Hospicio, y a los niños abandonados para que se pongan a aprender oficio o a servir".
Historia de España en la Edad Moderna de Alfredo Floristan Imizcoz
También se empezó a vigilar la ciudad de noche y se atribuyó este cometido a serenos. Todas estas mejoras cambiaron el aspecto exterior de la ciudad y de sus calles que dejaba tanto que desear.
La decoración interior del Real Monasterio de la Encarnación (1755-1767) así como la reforma y decoración del interior de la Colegiata de san Isidro (1767-1769) por Ventura Rodríguez
Cúpula del Real Monasterio de la Encarnación
Obra de Ventura Rodríguez
Foto Håkan Svensson (Xauxa) Wikimedia Commons
Retablo del altar mayor de la Colegiata de San Isidro el Real por Ventura Rodriguez
Foto de la web Viendo Madrid www.viendomadrid.com
Perspectiva del coro de la Colegiata de San Isidro el Real
con el retablo del altar mayor de Ventura Rodríguez
Foto de la web Viendo Madrid www.viendomadrid.com
Retablo del altar mayor de la Colegiata de San Isidro el Real por Ventura Rodriguez
Foto de la web Viendo Madrid www.viendomadrid.com
Perspectiva del coro de la Colegiata de San Isidro el Real
con el retablo del altar mayor de Ventura Rodríguez
Foto de la web Viendo Madrid www.viendomadrid.com
Sólo nombraremos sin detalles el trabajo de decoración interior del Real Monasterio de la Encarnación y la reforma y decoración del interior de la Colegiata de san Isidro (retablo del altar mayor y nuevo presbiterio) realizados por Ventura Rodríguez porque, siendo interiores, no pertenecen verdaderamente al concepto de paisaje urbano matritense. Sin embargo, la decoración, mantenimiento y restauración interiores participan al mantenimiento exterior de un edificio.
La Real Casa de Correos (de 1760 a 1768)
La Casa de Correos de Madrid, actual sede de la presidencia de la Comunidad de Madrid
Foto J. L. De Diego para dominio público Wikimedia Commons
Foto J. L. De Diego para dominio público Wikimedia Commons
Esta obra se realizó entre 1760 y 1768. Anteriormente, Ventura Rodríguez había hecho proyectos para esta Casa de Correos y tenía intención de derribar dos manzanas (205 y 206 de la Planimetría General de Madrid) a fin de liberar un gran solar. Incluso había previsto los materiales a utilizar. Sin embargo, el rey Carlos III puso la obra en manos del francés Jacques Marquet que, por cierto, recibió numerosas críticas negativas bastante injustas por parte de los madrileños. El proyecto de Ventura Rodríguez mostraba un solo patio, en cambio Marquet incluyó dos. El estilo es neoclásico con ladrillo y blanca piedra de Colmenar.
Proyecto de Jacques Marquet para la Real Casa de Correos
Wikispace Telegrafía óptica
La casa de Correos con su torre de telégrafo
Madrid en la Mano de Pedro Felipe Monlau
En el siglo XIX, la Casa de Correos dejó lugar al Ministerio de la Gobernación. El edificio tuvo una torreta de telégrafo óptico en 1848, pero pronto el invento del telégrafo eléctrico lo hizo innecesario.
Torre telegráfica de la Casa de CorreosWikispace Telegrafía óptica
La casa de Correos con su torre de telégrafo
Madrid en la Mano de Pedro Felipe Monlau
Por la subsecretaria del ministerio de la Gobernación se ha publicado el aviso siguiente:
"Con objeto de que se verifique, según está mandado, el arreglo de los relojes públicos de esta corte al tiempo medio civil, se hace saber a las personas encargadas de éstos, que desde el día 1º de diciembre próximo podrán observar la señal dada por el observatorio astronómico al paso del sol medio por el meridiano.
Cinco minutos antes de las doce servirá de señal preventiva la subida de una bola negra a la parte más elevada del aparato de la torre telegráfica situada en este ministerio. En el momento del pasado del sol medio por el meridiano del observatorio; una corriente eléctrica, enviada desde aquel establecimiento, hará saltar instantáneamente el gatillo del disparador de la bola, y esta descenderá con movimiento acelerado y uniforme.
Un reloj bien arreglado al tiempo medio civil debe señalar las doce en el momento en que la bola empiece a descender.
Madrid 25 de noviembre de 1856.
El subsecretario, Antonio Gil de Zárate
La antigua torre telegráfica y la torre del reloj
Wikispace Telegrafía óptica
El primer reloj jamás funcionó y, aunque la torre del telégrafo cumplía marcando correctamente el mediodía con la bajada de la bola, nadie ya se preocupaba de mirarla. La instalación del segundo reloj por Losada en 1866 fue un éxito y éste funcionó perfectamente hasta hoy. La torre del antiguo telégrafo sería quitada en 1868.
El edificio albergó la Dirección General de Seguridad en 1939 y, más tarde, fue la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
El Hospital General de Madrid en Atocha (hoy Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía y Conservatorio de Música)
- El primitivo Hospital General en Atocha (siglo XVI)
Existió en el siglo XVI y en época de Felipe II un albergue real con función de hospital, en un atochar de la zona sur de Madrid cercano al viejo santuario de la Virgen de Atocha. Este gran albergue, como muchos otros, eran gestionados y financiados por don Cristobal Pérez de Herrera (1556-1620), protomédico del rey. Éste había tenido la idea de que se construya un edificio muy amplio con la intención de alojar a los hombres enfermos ya agrupados en el insuficiente hospital general de la calle Prado y en las casas de Santa Catalina de Siena que transcurrían por la carrera de san Jerónimo, así como a las mujeres enfermas en el pequeño hospital de la Sagrada Pasión que estaba cerca de la iglesia san Millán desde el siglo XV. El edificio proyectado ofrecería suficiente sitio para los dos cometidos de gran hospital y albergue para pobres y mendigos. Se convirtiría en el hospital general de Madrid en Atocha en el siglo XVII.
En su libro, "Discurso de Amparo de los legítimos pobres…", Pérez de Herrera describe que había encontrado el sitio idóneo para edificar un albergue para los pobres. Era en el camino que iba a la iglesia de Nuestra Señora de Atocha, "azotada por vientos saludables y con un arroyo cercano de aguas puras". Consideraba, además, que había la posibilidad de hacer un gran Hospital General junto a dicho Albergue, pues habría sitio suficiente. (Archivos Españoles de Urología v.59 n.7 Madrid sep. 2006)
Archivos españoles de urología
No se encuentra documentación sobre quien fue el arquitecto que lo realizó, aunque en su tesis doctoral "De Hospital a Museo", Mª Dolores Muñoz Alonso encuentra bastantes pistas que llevan a creer que pudo ser Francisco de Mora. La primera piedra se puso el 8 de septiembre de 1596. En 1606, los hombres enfermos del hospital general de la calle Prado fueron allí trasladados en la división que estuvo puesta bajo la advocación de la Asunción y San Roque. Las enfermas de la Pasión no tuvieron sitio hasta que, en 1636, se las instalase en casas contiguas, propiedad del corregidor Juan Luis Gaytan de Ayala. El conjunto formado se llamó Hospital General y de la Pasión en el siglo XVII.
Se ve el viejo hospital general de Atocha en el plano de Madrid de Texeira de 1656, pero nadie tenía idea de como era. En 2008, un artículo de El País reveló que se había descubierto, en un rincón perdido del castillo de Manzanares el Real, una pintura de 1643, muy dañada, que lo representaba. A pie de ella, una cartela indica que se trata de una procesión de una imagen el día de la Candelaria que tuvo su principio en el año 1582. Personalmente, al leer la cartela, creo que si se trata del Hospital General y de la Pasión de Atocha, la procesión retratada no pudo ser del 2 de febrero de 1582, como lo dice el artículo de El País, ya que este hospital fue fundado en 1596. Añade la cartela que la procesión de la imagen anteriormente pasaba delante del hospital general cercano al convento de Santa Catalina de Siena (calle del Prado y carrera de san Jerónimo) con un recorrido diferente: Iba hasta el convento de San Felipe el Real, convento de monjes agustinos calzados, situado al comienzo de la calle Mayor, en lugar de ir a Nuestra Señora de Atocha.
Hospital General de Atocha y procesión de la imagen de Nuestra Señora de Madrid
en el día de la Candelaria (2 de febrero)
en el día de la Candelaria (2 de febrero)
Foto y texto incluidos en la tesis doctoral de Mª Dolores Muñoz Alonso "De Hospital a Museo" 2010
Curiosamente este cuadro se había conservado en el viejo Hospital General y de la Pasión, así como en el que lo reemplazará en el siglo XVIII. La pintura fue restaurada en 1865 a petición del director del hospital y fue enviada por la Diputación General de Madrid al castillo de Manzanares el Real donde cayó en el olvido más absoluto. Hoy pertenece a la Comunidad de Madrid. La imagen en cuestión era en realidad Nuestra Señora de Madrid que hoy se encuentra en la Parroquia de San Vicente Ferrer. La imagen siempre fue venerada en los hospitales generales de Santa Catalina (1582) y de Atocha (1608).
Nuestra Señora de Madrid o Virgen de la Candelaria
Web de la Parroquia de San Vicente Ferrer
- El Nuevo Hospital General y de la Pasión de Madrid en Atocha (siglo XVIII de 1758 a 1807)
Ya en época de Felipe V se hacía muy necesaria una importante obra hospitalaria y la unión de los diversos hospitales de Madrid. El viejo hospital de Atocha estaba muy abandonado e insuficiente. Fernando VI lanzó la obra. Durante su reinado y el de Carlos III, intervendrán tres arquitectos consecutivos:
La Junta de la Real Congregación de Hospitales había pedido trazas para el edificio a Ventura Rodríguez quien, al presentar su proyecto, escribe:
“… la fachada principal quedaría irregular por razón del declive en la calle de Atocha; y en figura de cuña, esto es baja o angosta en el extremo de la esquina de la Galera, y alta, o ancha en la esquina opuesta hacia el paseo; cuya desproporción y fealdad, se salva en mi dibujo, con la lonja que en él se de muestra, sirviendo como de hasa al todo del edificio, y de suerte, que pueden llegar los coches hasta la puerta y entrar en el hospital" (…)
"… también tuve presente, que este edificio no debe ser de aquellos en que la delicadeza y ornatos apurasen los primores de la Arquitectura, pero sí de extensión y capacidad, bastante con las ventilaciones y comodidades necesarias; que en la misma sencillez de su construcción, manifestase el buen gusto, simetría y proporciones, y que en el tiempo del feliz reinado de Su Majestad tenía un vasallo humilde, lleno de gratitud y de reconocimiento, que procuró unir todas estas partes al modo de la gran casa de Inválidos de París, en la que resplandece este bello orden"
"(Manuscrito sobre los planos del hospital de Madrid". Madrid, 1756. Biblioteca Nacional de Madrid. Sección de Manuscritos, mss. 9927)
La Junta de la Real Congregación de Hospitales había pedido trazas para el edificio a Ventura Rodríguez quien, al presentar su proyecto, escribe:
“… la fachada principal quedaría irregular por razón del declive en la calle de Atocha; y en figura de cuña, esto es baja o angosta en el extremo de la esquina de la Galera, y alta, o ancha en la esquina opuesta hacia el paseo; cuya desproporción y fealdad, se salva en mi dibujo, con la lonja que en él se de muestra, sirviendo como de hasa al todo del edificio, y de suerte, que pueden llegar los coches hasta la puerta y entrar en el hospital" (…)
"… también tuve presente, que este edificio no debe ser de aquellos en que la delicadeza y ornatos apurasen los primores de la Arquitectura, pero sí de extensión y capacidad, bastante con las ventilaciones y comodidades necesarias; que en la misma sencillez de su construcción, manifestase el buen gusto, simetría y proporciones, y que en el tiempo del feliz reinado de Su Majestad tenía un vasallo humilde, lleno de gratitud y de reconocimiento, que procuró unir todas estas partes al modo de la gran casa de Inválidos de París, en la que resplandece este bello orden"
"(Manuscrito sobre los planos del hospital de Madrid". Madrid, 1756. Biblioteca Nacional de Madrid. Sección de Manuscritos, mss. 9927)
Ventura Rodríguez se preocupó de eliminar las diferencias de cotas del entorno con una lonja, pero la Junta rechazó sus propuestas y confió la obra a José de Hermosilla. Éste la empezó en 1758 continuando durante 11 años y, mientras tanto, no se cerró del todo el viejo hospital y albergue que siguió adosado al nuevo edificio. Después de muchos problemas con la Junta de Dirección y Gobierno de los Reales Hospitales en lo que concernía las contratas y financiación, la Junta votó y destituyó a Hermosilla. La obra se puso en manos de Sabatini.
¿Qué hizo realmente Hermosilla? Responde el propio Sabatini, en un manuscrito aunque se haya ignorado muchos años esta afirmación.
"Hermosilla inició y dirigió las obras, hizo los cimientos y elevó el edificio en algunas partes hasta el techo principal, siendo Sabatini el encargado de terminar las obras de lo existente"
(Carlos Sambricio. "José de HermosilIa y el ideal historicista en la arquitectura de la Ilustración". Revista Gaya. Número 159. Madrid, noviembre-diciembre, 1980. pp. 140-151)
Sabatini reemprendió pues la obra empezada por Hermosilla con nuevos planes de monumental envergadura y muy costosos, que incluso contemplaron una gran basílica. Tal vez, se inspiraba de proyectos de Ventura Rodríguez, aunque éstos no se conservan para poder afirmarlo. Mientras tanto, trabajaba en otros proyectos importantes para la Villa de Madrid, como puertas y la casa de la Aduana.
Fachada lateral y secciones longitudinal y transversal del Hospital General de Madrid
Archivo del Palacio Real
El Hospital General del siglo XVIIII
Detalle de la Maqueta de León Gil de Palacio
El Hospital General del siglo XVIIII
Detalle de la Maqueta de León Gil de Palacio
Pasillos del Hospital General de Atocha
Web del Opus Dei
Un patio del Hospital General de Atocha (1781) y una de las dos fuentes originales de Sabatini
Web del Opus Dei
Web del Opus Dei
Un patio del Hospital General de Atocha (1781) y una de las dos fuentes originales de Sabatini
Web del Opus Dei
Los proyectos de Sabatini no se realizarán más que hasta las dos quintas partes por problemas económicos particularmente. El hospital abrió sus puertas para funcionamiento de la parte construida en 1781, ofreciendo 1561 camas. Incluso el Colegio de Cirujía de San Carlos se alojó en sus sótanos hasta el siglo XIX. Más tarde, a la muerte de Sabatini en 1797, la obra pasará a manos de Juan de Villanueva que poco pudo hacer con su equipo. La Junta no tenía fondos para pagar a los técnicos y se aceptó la ayuda del arquitecto Silvestre Pérez para poder acabar. No se saldaron los pagos de las cuentas finales hasta 1807. El Hospital General de Madrid era una gran obra sin acabar. Las tres partes del edificio - el viejo hospital-albergue, la Pasión y el nuevo Hospital General - nunca llegaron a unificarse. Médicos y enfermeros iban de un lugar a otro constantemente y con muchos inconvenientes.
En 1780, a instancias del cirujano Antonio Gimbernat y Arbós, el Colegio de Médicos tuvo derecho a un edificio propio en el solar de La Pasión, edificio proyectado por el arquitecto Isidro González Velázquez que se acabará en 1840. En el siglo XX, el Hospital General que ya se llamaba Hospital Provincial de Madrid dejó su función para transformarse en el Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía y en el Conservatorio de Música. Los enfermos fueron trasladados al Hospital Francisco Franco que será, más tarde, el Hospital Gregorio Marañón.
Se recomienda ver la web Espacio de Raúl sobre este hospital:
http://matritense20.wordpress.com/2010/05/10/la-institucion-del-hospital-general-creado-en-1587-madrid/
Se recomienda ver la web Espacio de Raúl sobre este hospital:
http://matritense20.wordpress.com/2010/05/10/la-institucion-del-hospital-general-creado-en-1587-madrid/
Fuentes: Beatriz Blasco Esquivias Estudio de Teodoro Ardemans sobre Ordenanzas Urbanas de Madrid (1719), Biblioteca Nacional de España, Estudio Arqueológico informativo de las obras de nuevos aparcamientos subterráneos en la Plaza de la Lealtad, Diccionario de Madoz, Carlos III Rey Alcalde de Madrid Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina (Exposición de Marzo a Julio 2010), Historia de España en la Edad Moderna de Alfredo Floristan Imizcoz, Wikipedia y archivo de Wikimedia Commons, Wikispace de Telegrafía óptica y Amigos del telégrafo, Madrid en la Mano de Pedro Felipe Monlau, Archivos españoles de urología, Periódico vespertino El Genio de la Libertad, Web de la Parroquia de San Vicente Ferrer, María Dolores Muñoz Alonso "De Hospital a Museo", Carlos Sambricio "José de Hermosilla y el ideal historicista en la Arquitectura de la Ilustración" Revista Gaya, Carlos Sambricio "El Hospital General de Atocha en Madrid, un gran edificio en busca de autor", Web del Opus Dei, Ilustre Colegio Oficial de Médicos, Colaboración amistosa.
(Continuará)
Anne Barcat